—San José de Calasanz,
confesor, en Roma, esclarecido por su inocencia de vida y
por sus milagros; el cual para adoctrinar la juventud en la piedad y en las
letras fundó la Orden de los clérigos regulares pobres de la Madre de Dios de
las Escuelas Pias.
—El martirio de san Rufo,
obispo y mártir, en Capua en Campania; el cual siendo de la noble sangre de
los patricios, fue bautizado con toda su familia por san Apolinario, discípulo
del apóstol san Pedro. (se convirtió al Cristianismo a vista
del milagro obrado por san Apolinario, que restituyó la vida a una hija suya ya
difunta. El mismo Santo después le consagró obispo de Capua, que gobernó poco
tiempo, siendo inmolado en la persecución contra los fieles a principios del
siglo II).
—Los santos mártires
Rufo, tribuno, y Carpóforo, padecieron
martirio en el imperio de Diocleciano y Maximiano.
—Los santos mártires
Marcelino, tribuno, su
mujer Manea, y sus hijos Juan, Serapion y Pedro, en Tomis del Ponto.
—Santa Eulalia, virgen,
en Sicilia de Lentini; la cual por ser cristiana mató
Sermiliano su hermano, y voló al Señor (después de haber intentado hacerla
violar por un esclavo).
—El martirio de santa Antusa
la Joven, la cual por la fe de Jesucristo fue
arrojada a un pozo, y así alcanzó el martirio. (El sobrenombre de Joven es para
distinguirla de otra santa Antusa, que padeció imperando Diocleciano).
—San Narno, en Bérgamo, bautizado
y después ordenado primer obispo de aquella ciudad por san Bernabé.
—San Cesáreo, obispo, en
Arles de Francia, varón de maravillosa santidad y piedad.
—San Siagrio, obispo y
confesor, en Autún.
—San Juan, obispo, en
Pavía.
—San Licerio, obispo, en
Lérida en la España Tarraconense.
—San Pemon, anacoreta, en
la Tebaida (Brilló extraordinariamente entre los
antiguos Padres del desierto, al cual se retiró por los años 385. Le siguieron a
la soledad seis hermanos que tenía, y que fueron otras tantas lumbreras de la
vida eremítica. Las vidas de los Padres del desierto abundan de sentencias admirables
atribuidas a san Pemon, especialmente en lo tocante a la mortificación de los
sentidos, al silencio, al desprecio de sí mismo y a la humildad).
—Santa Margarita, viuda, en
Septémpeda, por otro nombre San Severino, en la marca de Ancona. (Fue
hija, hermana y esposa de príncipes. Nació y murió en Baviera esclarecida en
virtudes y milagros).
—Y en otras partes se
hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y
santas Vírgenes.
Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía
de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F.
de ISLA, de la misma Compañía.
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