—San Luis, confesor, rey
de Francia, en París; célebre por la santidad de su vida y
por sus milagros.
—Los Santos mártires
Eusebio, Ponciano, Vicente y Peregrino en Roma; los cuales en el imperio de Cómodo fueron
primero colgados en el potro y descoyuntados; después apaleados y quemados por
los costados: mas permaneciendo fiel y constantemente en alabar a Jesucristo,
por último, los azotaron con cuerdas emplomadas hasta que dieron el alma a
Dios.
—San Ginés, mártir,
también en Roma; el cual, siendo gentil y cómico, como
en el teatro en presencia del emperador Diocleciano hiciese burla de los
misterios de los cristianos, inspirado de Dios se convirtió de repente a la fe,
y fue bautizado, por lo cual después el Emperador mandó que lo apaleasen
cruelísimamente, y lo colgasen en el potro, y lo despedazasen con uñas de
hierro, y lo quemasen con hachas encendidas. Mas él perseverando constante en
la fe de Jesucristo, decía: “No hay rey sino Jesucristo, y aunque mil veces me matéis,
no me lo podréis quitar de la lengua, ni me lo apartaréis del corazón”. Finalmente lo degollaron, y de esta suerte
alcanzó la palma del martirio.
—San Geruncio (o
Geroncio), obispo, en Itálica en España; el cual habiendo
predicado en aquellas partes el Evangelio en tiempo de los Apóstoles, después
de muchos trabajos murió en una cárcel.
—San Ginés,
de Arles en Francia, quien siendo notario, como no quisiese redactar los
impíos edictos contra los Cristianos, y arrojase públicamente sus registros en
testimonio de que era cristiano, fue preso y degollado, alcanzando la gloria
del martirio con el bautismo de su propia sangre.
—San Julián, mártir, en
Siria.
—San Magín, mártir, en
Tarragona.
—San Menas, obispo, en
Constantinopla.
—San Gregorio, Obispo, en
Utrecht.
—Santa Patricia, virgen,
en Nápoles. (Era nieta del emperador Constantino el
Grande: nació y fue educada en Constantinopla. Habiendo hecho voto de castidad,
se vio obligada a huir de su patria por no contraer el matrimonio a que quería
obligarla el Emperador su padre, y se embarcó para Nápoles acompañada de
algunas personas de su servidumbre. Después pasó a Roma, donde recibió el velo
de manos del papa Liberio, consagrándose desde entonces más particularmente al
servicio de la Iglesia).
—Y en otras partes se
hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y
santas Vírgenes.
Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía
de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F.
de ISLA, de la misma Compañía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario