—San Bartolomé, apóstol,
el cual predicó en la India el Evangelio de Jesucristo: de allí pasó a la
Armenia mayor, en donde habiendo convertido a muchos, fue desollado vivo por
los bárbaros, y luego degollado por mandato del rey Astiages, alcanzó la corona
del martirio. Su sagrado cuerpo fue llevado primero a la isla de Lipari, después
a Benevento, y últimamente a Roma a la isla del Tíber, en donde es venerado por
los fíeles con piadosa devoción.
—Los trescientos santos
Mártires, en Cartago, en tiempo de Valeriano y Galieno; después
de haber padecido varios tormentos, mandó el presidente encender un horno de
cal, y que delante de él les presentasen al mismo tiempo unas ascuas con
incienso, y les dijo: Una de dos, ofreced incienso a Júpiter sobre estos
carbones, o seréis echados en el horno: mas ellos armados de fe, confesando que
Jesucristo es el Hijo de Dios, con suma ligereza se arrojaron en el horno, y
entre el vapor de la cal fueron reducidos a ceniza. Por cuyo motivo aquel
ejército de Santos fue llamado la Masa blanca.
—San Ptolomeo, obispo, en
Nepi, discípulo del apóstol san Pedro, por quien fue enviado a
Toscana a predicar el Evangelio: en dicha ciudad alcanzó la gloriosa palma de
mártir.
—San Román, obispo y
mártir; el cual, siendo discípulo de san
Ptolomeo, fue también compañero suyo en el martirio.
—Santa Aurea, virgen y
mártir, en Ostia; la cual fue arrojada al mar con una
piedra atada al cuello: habiendo su cuerpo salido a la playa, fue enterrada por
san Nono.
—San Tación, mártir, en
Isauria; el cual, en la persecución de
Diocleciano, siendo presidente Urbano, fue degollado, y alcanzó la corona del
martirio.
—San Eutiquio, discípulo
del evangelista san Juan, en el mismo día; quien después de haber
padecido en diferentes regiones cárceles, y azotes, y luego por predicar el
Evangelio, al fin murió en paz.
—San Jorge Lymniota,
monje, el cual como reprendiese al impío
emperador León porque hacia pedazos las santas imágenes, y quemaba las reliquias
de los Santos, por decreto suyo le cortaron las manos y quemaron la cabeza, en
cuyo martirio entregó el alma al Señor.
—San Ovén,
obispo y confesor, en Ruan.
—San Patricio, abad, en
Nevers.
—Y en otras partes se
hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y
santas Vírgenes.
Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía
de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F.
de ISLA, de la misma Compañía.
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