Compuesto en Italiano por el padre Massimiliano Maria Mesini CPPS y publicado en Rímini en 1884; traducido por un presbítero y publicado en Santiago de Chile en 1919, con aprobación eclesiástica.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DIAS
¡Oh Sangre Preciosísima de vida eterna!, precio y rescate de todo el universo, bebida y salud de nuestras almas, que protegéis continuamente la causa de los hombres ante el trono de la suprema misericordia, yo os adoro profundamente y quisiera compensar, en cuanto me fuese posible, las injurias y ultrajes que de continuo estáis recibiendo de las creaturas humanas y con especialidad de las que se atreven temerariamente a blasfemar de Vos. ¡Oh! ¿Quién no bendecirá esa Sangre de infinito valor? ¿Quién no se sentirá inflamado de amor a Jesús que la ha derramado? ¿Qué sería de mí si no hubiera sido rescatado con esa Sangre divina? ¿Quién la ha sacado de las venas de mi Señor Jesucristo hasta la última gota? ¡Ah! Nadie podía ser sino el amor. ¡Oh amor inmenso, que nos ha dado este bálsamo tan saludable! ¡Oh bálsamo inestimable, salido de la fuente de un amor inmenso! Haced que todos los corazones y todas las lenguas puedan alabaros, ensalzaros y daros gracias ahora, por siempre y por toda la eternidad. Amén.
DÍA DE CLAUSURA (31 de julio)
SIETE OFRECIMIENTOS DE LA PRECIOSÍSIMA
SANGRE (300 días de Indulgencia cada vez que se
recen con un corazón contrito; Plenaria al mes, con las condiciones de rigor -
Papa Pío VII, Rescripto del 22 de Septiembre de 1821)
1°
Padre Eterno, os
ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y
Nuestro Divino Redentor, por la propagación y exaltación de la Santa Iglesia
Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera fuera de la cual no hay
salvación, y por la expansión de la Fe en todo el orbe.
—En seguida se dirá un Gloria Patri y
después la siguiente jaculatoria.
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que
con su Sangre nos ha salvado.
2°
Padre Eterno, os
ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi
divino Redentor, por la paz y concordia entre los príncipes y reyes católicos,
por la humillación de los enemigos de la Santa Fe y por la felicidad del pueblo
cristiano.
—Se dirá un Gloria Patri y después la
siguiente jaculatoria.
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que
con su Sangre nos ha salvado.
3°
Padre Eterno, os
ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi
divino Redentor, porque se reconozcan y arrepientan los incrédulos, sean
extirpadas todas las herejías y convertidos los pecadores.
—Se dirá un Gloria Patri y después la
siguiente jaculatoria.
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que
con su Sangre nos ha salvado.
4°
Padre Eterno, os
ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi
divino Redentor, por todos mis parientes, amigos y enemigos, por los pobres,
enfermos y atribulados y por todos los que Vos sabéis que debo pedir y Vos
queréis que pida.
—Se dirá un Gloria Patri y después la
siguiente jaculatoria.
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que
con su Sangre nos ha salvado.
5°
Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la Sangre
preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi divino Redentor, por todos los
que hoy pasarán a la otra vida, a fin de que los libréis de las penas del
Infierno, y los pongáis lo más pronto posible en posesión de vuestra Gloria.
—Se dirá un Gloria Patri y después la
siguiente jaculatoria.
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que
con su Sangre nos ha salvado.
6°
Padre Eterno, os
ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi
divino Redentor, por todos aquellos que son devotos de este gran tesoro de
vuestra Sangre, por los que están unidos conmigo para adorarla y honrarla, y
finalmente por los que trabajan en propagar esta devoción.
—Se dirá un Gloria Patri y después la
siguiente jaculatoria.
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que
con su Sangre nos ha salvado.
7°
Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la Sangre
preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi divino Redentor, por todas mis
necesidades espirituales y temporales, en sufragio de las Ánimas benditas del
Purgatorio, y particularmente de las que han sido más devotas del precio de
nuestra Redención y de los dolores y penas de vuestra amada Madre María
Santísima.
—Se dirá un Gloria Patri y después la
siguiente jaculatoria.
Sea para siempre bendito
y alabado Jesús, que con su Sangre nos ha salvado.
—Un Pater Noster, Ave María y Gloria.
—Se medita y se pide lo que se desea
conseguir.
INVOCACIONES A LA PRECIOSA SANGRE
Sangre
Preciosa por
mi amor vertida, purifica mi alma de toda malicia.
Sangre
redentora,
vida de mi vida, purifica mi alma de toda malicia.
Sangre
derramada por
las culpas mías, purifica mi alma de toda malicia.
Sangre
rubicunda,
de estima infinita, purifica mi alma de toda malicia.
Sangre, que, llorando, mi Jesús vertía,
purifica mi alma de toda malicia.
Sangre, que, en las lágrimas, hilo a hilo
corrías, purifica mi alma de toda malicia.
Sangre que te viste de hombres abatida,
purifica mi alma de toda malicia.
Sangre que brotaron de agudas espinas,
purifica mi alma de toda malicia.
Sangre que arrastrada fuiste y escupida,
purifica mi alma de toda malicia.
Sangre que vertieron manos atrevidas,
purifica mi alma de toda malicia.
Sangre del Costado en la cruel herida,
purifica mi alma de toda malicia.
Sangre dulce y suave, humana y divina,
purifica mi alma de toda malicia.
Sangre con que aplacas tu justísima ira,
purifica mi alma de toda malicia.
Sangre
consagrada en Hostia pacífica,
purifica mi alma de toda malicia.
Sangre sin
doblez, sangre
inocentísima, purifica mi alma de toda malicia.
Sangre con
que borras la escritura antigua, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre en
cinco pórticos de mejor piscina, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre de
mi amante, sangre
amabilísima, purifica mi alma de toda malicia.
Sangre que
te ofreces por quien más te pisa, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre que
nutrió la dulce María, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre
siempre pronta a curar heridas, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre en
que se funda la esperanza mía, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre que
recauda la oveja perdida, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre
liberal, sangre
agradecida, purifica mi alma de toda malicia.
Sangre
encendedora de almas tibias, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre que
haces fuerte al que en ti medita, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre
santa, pura, amable y bendita, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre que
estremece a la sierpe maldita, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre de
mi alma, sangre de mi vida, purifica
mi alma de toda malicia.
Sangre, tú
me salvas, tú me lavas y me limpias, purifica
mi alma de toda malicia.
℣. Adorémoste, Preciosa Sangre, y
bendecímoste.
℟. Porque en la Cruz santa redimiste al mundo.
ORACIÓN
Omnipotente
y sempiterno Dios, que
con la Sangre de tu Hijo quisiste ser aplacado y que nosotros fuésemos
redimidos, rogámoste que nos concedas de tal suerte hacer memoria del precio de
nuestra salvación, que podamos en esta vida conseguir el perdón y en la
eternidad, el premio de la gloria, por el mismo Jesucristo Señor nuestro, tu
Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DIAS
¡Oh Corazón de mi amado Jesús, cargado con la pesada Cruz de mis culpas, coronado con las espinas de mis ingratitudes y llagado con la lanza de mis pecados! ¡Oh Jesús de mi vida! Cruz, espinas y lanza he sido para vuestro Corazón con mis repetidas ofensas: éste es el retorno con que, ingrato, he correspondido a las dulces y amorosas lágrimas de Belén y a la extrema pobreza en que por mi amor nacisteis; éste es el agradecimiento y recompensa que han tenido vuestros trabajos y vuestra Preciosísima Sangre derramada con tanto amor por la salud de mi alma; esta es la paga de aquella excesiva fineza que obrasteis en el Cenáculo, cuando, abrasado en caridad y encendido en divinas llamas, os quedasteis por mi amor sacramentado, buscando amante la bajeza de mi pecho para recreo de vuestra bondad. ¡Oh Jesús de toda mi alma! Parece que hemos andado a competencia los dos, Vos con finezas, yo con ingratitudes; Vos con un amor que no tiene igual, y yo con un menosprecio que no tiene semejante; Vos con tanto amor regalándome y dándome en el Sacramento la dulzura de vuestro Corazón y yo dándoos por la cara con la hiel de mis culpas. ¡Oh Corazón de mi amado Jesús! ¡Oh Jesús de mi corazón, piadosísimo en esperarme! Compadeceos de mi miseria y perdonadme misericordioso cuanto ingrato os he ofendido, concediéndome benigno que esas espinas con que os veo punzado saquen lágrimas de mi corazón contrito, con que llore mis repetidas ingratitudes, y por esas vuestras amorosas y dulces llagas, llagad y herid éste mi corazón con la dulce y ardiente flecha de vuestro amor, para que os ame y sirva, para que os alabe y bendiga, y después eternamente gozaros. Amén.
℣. Señor, nos redimisteis con vuestra sangre.
℟. Y nos habéis hecho un Reino para nuestro Dios.
ORACIÓN
Dios omnipotente y eterno, que habéis constituido a vuestro Hijo único Redentor del mundo y que quisisteis ser aplacado con su Sangre; te rogamos nos concedas que de tal modo veneremos el precio de nuestra salvación, y por su virtud seamos preservados en la tierra de los males de la presente vida, que nos regocijemos después con fruto perpetuo en los cielos. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
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