—Santos Benito José Labre, confesor;
—Toribio, obispo de Astorga; Fructuoso, de Braga, y Paterno, de
Avranches (Francia);
Fructuoso, de Braga, |
Paterno, de Avranches (Francia) |
—Escubilión, religioso;
—Lamberto, labrador y mártir en Zaragoza;
—Drogón, solitario de Flandes; Calixto, Carisio y otros siete,
ahogados en el mar, en Corinto;
—Vasio, asesinado por sus presuntos herederos;
—Adrián, mártir en Grecia;
— —Magno, mártir en las Oreadas;
—Engracia y dieciocho compañeros, mártires en Zaragoza;
—Irene, mártir;
—Conrado el Peregrino; Joaquín de Sena, servita;
Conrado el Peregrino |
—el Beato Bernardo de Quintavalle, primer discípulo de San
Francisco.
—Santas: Bernardita
Subirous, la confidente de la Virgen en Lourdes; Beata Inés de Bohemia.
Bernardita Subirous |
Beata Inés de Bohemia. |
SANTO TORIBIO, obispo de Astorga.
— Toribio, hijo de
familia noble, recibió educación esmeradísima, tanto en virtud como en letras.
Habiendo quedado huérfano siendo aún jovencito, vendió cuanto tenía, distribuyó
su importe a los pobres y emprendió un viaje a Jerusalén, de donde trajo, para
librarlas del poder de los infieles, muchas reliquias de la Pasión de Nuestro
Señor. Al volver de su peregrinación fue nombrado obispo de Astorga, y
desempeñó su cometido con gran admiración y aplauso de sus diocesanos. Para
probar su inculpabilidad en una calumnia que le levantaron, paseó por el templo
unas brasas encendidas envueltas en el roquete que llevaba puesto, sin que se
notara lesión ni quemadura alguna; el calumniador cayó muerto repentinamente, a
la vista de todo el pueblo. Luchó decididamente contra el priscilianismo;
gobernó a su pueblo con solicitud
paternal y edificó a todos con el ejemplo de sus virtudes.
Murió santamente a
mediados del siglo V. Sus reliquias se hallan en el monasterio de Santo Toribio
de Liébana; pero no hay que confundir a este santo
obispo de Astorga con Santo Toribio de Liébana, que murió en 563 y fue
sepultado en el mismo monasterio.
SAN FRUCTUOSO, arzobispo de Braga.
— Era español y procedía
de sangre real goda. Heredó de sus padres muchas posesiones, que distribuyó
entre los pobres. Llevó vida de penitencia en un monasterio del valle del
Bierzo, del cual huyó para vivir más solitario. Llenó dicho valle de
monasterios, y luego marchó a Andalucía para continuar su obra de extensión
monacal. Fue nombrado obispo de Dumio y, más tarde, arzobispo de Braga. A pesar
de su elevado cargo, llevó siempre vida frugal y modesta, como en sus
monasterios. Obró Dios muchos milagros por su intercesión. Mientras estaba construyendo el monasterio
de San Salvador de Manciolo, entre Dumio y Braga, entregó su alma al Señor,
después de recibir los Santos Sacramentos, el 16 de abril del año 665.
SANTA ENGRACIA Y DIECIOCHO COMPAÑEROS,
mártires en Zaragoza.
¡Noble doncella a quien no
amedrentaron promesas ni amenazas, halagos ni tormentos! Tuvo
valor para echar en cara a Daciano su ferocidad contra los cristianos: « ¿Por qué,
juez inicuo, desprecias al verdadero Dios y Señor, que está en los cielos, y
atormentas con tanta crueldad a los que le dan culto? ¿Por qué tú y tus
emperadores perseguís por todo el mundo tan injustamente a los cristianos y
tributáis culto a los ídolos, que son vanas estatuas donde habitan los demonios...
?»
Pero el juez Daciano atormentó a Engracia
con todo género de torturas: fue arrastrada por la ciudad de Zaragoza
atada a colas de caballos; arañada con garfios de hierro hasta descubrirle las
entrañas, tanto que le sacaron un pedazo de hígado, guardado como reliquia; le
cortaron el pecho izquierdo hasta
descubrirle el corazón. Y aun, para mayor tormento, mandó Daciano que la
dejaran desangrar, con el fin de prolongar el dolor, y así dice Prudencio que el
dilatarle la muerte fue mayor pena que el dársela. Al fin le atravesaron la frente con un clavo. Este
martirio tuvo lugar en Zaragoza a 16 de abril del año 303.
Se conservan sus reliquias en la iglesia de
su advocación en la inmortal ciudad de la Virgen del Pilar. Con ella fueron martirizados Lupercio,
Optato, Suceso, Marcial, Urbano, Julio, Quintiliano, Publio, Frontón, Félix,
Ceciliano, Evencio, Primitivo, Apodemio y cuatro Saturninos, todos los cuales
eran deudos o acompañantes suyos.
“EL
SANTO DE CADA DÍA”
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