1.
Conmemoración de san Valeriano, obispo de Abbensa,
en África Proconsular, que, siendo más que octogenario, en la persecución
vandálica fue conminado por el rey arriano Genserico a que entregara los
utensilios de la Iglesia y, al rehusar constantemente hacerlo, fue expulsado de
la ciudad con orden de que nadie le dejara vivir ni en su casa ni en el campo,
y durante mucho tiempo estuvo a la intemperie, en la vía pública, acabando así
su vida bienaventurada como confesor de la verdad ortodoxa (c. 460).
2.
En la región de Orleans, en la Galia Lugdunense, san Maximino, presbítero, considerado
como primer abad de Micy (s. VI).
3.
En el monasterio de Cava, en la Campania, beato Marino, abad,
admirable por su fidelidad hacia el Romano Pontífice (1170).
4. En Génova, de la Liguria, beata María Victoria Fornari, que,
habiendo quedado viuda, fundó la Orden de la Anunciación (1617).
5.
En la misma ciudad, beata Virginia Centurione Bracelli, viuda,
la cual, dedicándose al servicio del Señor, socorrió de muchas maneras a los
pobres, ayudó a las iglesias rurales y fundó y rigió las Matronas Auxiliares de
la Misericordia (1651).
6.
En Brescia, de la Lombardía, santa María Crucificada de Rosa, virgen, que
gastó sus riquezas y se entregó ella misma por la salud de las almas y de los
cuerpos del prójimo, y fundó el Instituto de las Esclavas de la Caridad (1855).
7.
En Verona, de la región del Véneto, beato Carlos Steeb, presbítero, nacido
en Tubinga, que abrazó la fe católica en Verona y, ordenado sacerdote, fundó el
Instituto de Hermanas de la Misericordia, para ayuda de los afligidos, pobres y
enfermos (1856).
8.
En Nocito, al pie de la sierra de Guara, san Úrbez o Urbicio, el
cual, nacido en Burdeos de familia noble, fue
monje y sacerdote del monasterio de san Martín de la Val de Onsera, estableciéndose
finalmente en Nocito, donde evangelizó los pueblos vecinos (c. 802).
“MARTIROLOGIO ROMANO”
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