Fue santo Tomás de nación galileo y uno de los doce
escogidos por el Señor para predicadores de su Evangelio, y conquistadores del
mundo. Se sabe de él que cuando Cristo nuestro Señor quiso volver a Judea para
resucitar a Lázaro, diciéndole los otros discípulos que no fuese, porque poco
antes los judíos le habían querido apedrear, solo santo Tomás con grande ánimo
dijo: «Vayamos nosotros
también, y con él muramos.»
Y en el sermón de la cena, como el Señor dijese que iba a
prepararles lugar y que sabían el camino por donde iba, le dijo el santo: «Señor, no sabemos a dónde vas; y ¿cómo podemos saber el
camino?»
Finalmente, no estaba Tomás con los otros
apóstoles cuando el mismo día de la resurrección se les apareció Jesús glorioso
y triunfante; y no creyendo después a los que le habían visto y tocado; dijo
aquellas palabras: «Si no viere yo con mis
ojos las llagas de los clavos en sus manos, y no entrare mis dedos en ellas, y
si no pusiere mi mano en su costado, no creeré que es él y que está vivo».
Y el
benignísimo Señor, volviendo después de ocho días a aparecérsele, estando entre
ellos Tomás, se volvió a él y le dijo: «Pon aquí tu dedo y mira mis
manos; extiende tu mano y toca mi costado: y no quieras ser incrédulo, sino
fiel.»
Quedó
asombrado Tomás con la vista y dulzura del Salvador: y atónito con la novedad y
derretido de gozo, exclamó: «Señor mío y Dios mío»: confesando que aquel Señor que había muerto en la cruz y ahora
veía resucitado, era verdadero Hijo de Dios.
Algunos días después, yendo san Pedro a pescar,
llevó consigo algunos de los apóstoles y discípulos, entre ellos a Tomás: y
como hubiesen gastado toda la noche sin provecho alguno, se les apareció a la
mañana el Salvador en la ribera, y les mandó que echasen la red a la parte derecha
de la barca.
EL APÓSTOL EN LA INDIA |
Después que recibió el Espíritu Santo con
los demás apóstoles y hubo predicado el Evangelio en Jerusalén y en Judea, cúpole
en suerte predicarlo a los persas y a los medos, y luego a los habitantes de la
India, obrando en todos estos países numerosísimas conversiones; hasta que en
Calamina, ciudad de la India, se vio muy perseguido del rey idólatra, el cual
después de haberle hecho padecer cruelísimos tormentos, lo mandó atravesar con
una lanza. Alzó el santo apóstol los ojos al cielo, invocó el nombre de
Jesucristo, suplicándole perdonase a sus verdugos y conservase en la fe los
nuevos cristianos que por su medio se habían convertido.
MUERTE DEL APÓSTOL. |
Permanecieron ocultas sus sagradas
reliquias, hasta que Juan III, rey de Portugal, procuró con gran diligencia
descubrirlas, aunque sin provecho; mas insistiendo en su santo propósito,
después de nuevas diligencias, excavando en la pared de una capilla en la
ciudad de Meliapur, se descubrió en 1523 un sepulcro en forma de nicho, dentro
del cual se hallaron los santos huesos, una redoma con sangre, y la punta de la
lanza, instrumento de su martirio.
CRÁNEO DE SANTO TOMÁS. |
Reflexión: Pasma el
entrañabilísimo amor de nuestro Salvador para con los pecadores. A Pedro que le
había negado tres veces, se le aparece el primero entre los discípulos; y a
santo Tomás, que se resistía a creer en su resurrección, le regala con el tierno
favor de permitirle meter sus dedos en su santísimo costado. Jamás te han de
desalentar tus faltas, por grandes que hayan sido. Llóralas de corazón, y no
temas que Dios te mire airado por ellas.
Oración: Concédenos,
Señor, que nos gloriemos en la solemnidad de tu bienaventurado apóstol santo
Tomás, para que seamos ayudados de su patrocinio, y con devoción conveniente
imitemos su fe. Por Cristo nuestro
Señor. Amén.
FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.
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