—Cuando el apóstol san Pablo empezó a predicar el Evangelio, este
santo, que era natural de Corinto y desempeñaba en la misma ciudad el cargo de
tesorero, convencido de las razones con que el apóstol probaba la verdad de la
religión del Crucificado, se convirtió a ella. Hecho
discípulo de san Pablo, le siguió a Jerusalén, y consagrado
obispo en aquella ciudad fué enviado a la ciudad de Filippis, en Macedonia. Después
de convertidas por su celo multitud de gentes, murió
martirizado a fines del siglo primero. San Pablo hace memoria de él en su carta
á los romanos, y en la segunda á Timoteo.
LA
LEYENDA DE ORO (1897)
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