UN PROTECTOR DE ROMA.
— En el sermón
que se leerá mañana en el Oficio de Maitines S. León exclama: “Alegrémonos hermanos muy queridos con alegría espiritual:
y ante el fin tan glorioso de este hombre, glorifiquemos al Señor que es admirable
en sus santos. En ellos nos da una ayuda y un ejemplo. Y Él ha hecho de tal
modo resplandecer su gloria en el mundo entero que, desde donde sale hasta
donde se pone el sol, Roma ha adquirido tanta fama con S. Lorenzo como
Jerusalén con San Esteban.”
Este bello período, al recordarnos la fiesta
de la Invención del Protomártir celebrada hace ocho días, nos explica al mismo
tiempo, porqué Roma, ha unido con tanta frecuencia el recuerdo de los dos
diáconos mártires en su Liturgia y en sus monumentos. Su magnífico mosaico de
la basílica de San Lorenzo Extra-Muros donde se celebrará solemnemente la Misa
de mañana, nos representa a los dos diáconos rodeando a Jesucristo: S. Lorenzo
tiene en la mano el texto del Salmo III que la Iglesia aplica en el introito y Gradual
de la Vigilia: “Dispersit, dedit pauperibus.” Ha derramado
sus limosnas y se las ha dado a los pobres. Este texto nos recuerda la liberalidad y la caridad del arcediano Lorenzo,
administrador de los bienes de la Iglesia romana.
Más Roma tenía otros títulos de
reconocimiento hacia el gran mártir “cuya fiesta
comenzamos a celebrar hoy”. La tradición afirma que Roma se volvió
definitivamente a Cristo, a partir del día glorioso en que, antes de expirar, San
Lorenzo rogó por ella. El Ofertorio de la Vigilia se hace eco con la oración
sublime que el poeta Prudencio pone en labios del bienaventurado mártir y que
nosotros volveremos a rezar este día: “Oh Jesucristo,
único Verbo, esplendor del Padre, creador del mundo y del cielo, cuya mano levantó
sus fortalezas. Tú que has puesto el cetro de Roma por encima de todas las
cosas; Tú quisiste que el mundo obedeciese sumiso a la toga, para reunir en la
sumisión a leyes únicas las naciones debidas por costumbres, usos, lengua,
carácter y religión. Mira, el mundo entero se ha sujetado al imperio de Rómulo;
pareceres distintos y discrepancias se funden en una cosa; no olvides tu propósito,
que fué el de atar con un solo lazo, bajo le égida de tu nombre la inmensidad
del globo. Cristo, para tus Romanos, haces cristiana a la urbe llamada por Ti a
traer a todos a la unidad sagrada. Todos sus miembros por doquier se juntan en
tu fe; el universo domado se hace dócil: ¡Ojalá se convierta con el tiempo en
cabeza de reyes! Envía a Gabriel, tu arcángel, para que cure la ceguera de los
hijos de Julo y conozcan cual es el verdadero Dios. Presiento la venida de un
príncipe, de un emperador, servidor de Dios y no permitirá que Roma sea su
esclava; cerrará los templos, sujetándolos con cerrojos eternos.”
“EL AÑO LITURGICO”
DOM PROSPERO
GUÉRANGER
ABAD DE SOLESME.
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