Las
Vigilias, lo hemos dicho ya, consistían en pasar una noche en la oración y en
el canto de los Salmos, para preparar las almas a la solemnidad del día
siguiente. Y aún hoy, la Iglesia, al
hacer preceder la Vigilia a las fiestas principales, no tiene otra mira que
invitarnos a una oración más constante.
Pues bien, el
Evangelio de mañana, antes de recordarnos las curaciones que obró el Señor y la
elección de los Apóstoles, nos presentará a Jesús en la montaña pasando la noche en oración. “Pensaba en todos nosotros y en su Iglesia. De esta oración
salió todo. De ella nacieron los apóstoles, los mártires, los pontífices, los
confesores, las vírgenes, todos los santos. De ella arranca la efusión de la
vida sobrenatural a través del mundo”.
Tomemos a pecho el seguir al Señor en su soledad
y unirnos a su oración. Para eso, oigamos lo que nos dice
San Ambrosio en el oficio de Maitines de la fiesta: “Las almas grandes, las almas sublimes son las que suben
al monte. Pues el Profeta no dice al primero que llega: ‘Sube
a un alto monte, tú que evangelizas a Sión; levanta tu voz con fuerza, tú que
evangelizas a Jerusalén.’ Esforzaos, no con vuestros pies corporales, sino con las
grandes acciones, en subir a ese monte y en seguir a Jesucristo, a fin de que
podáis vosotros mismos ser también un monte. Porque, si recorréis el Evangelio,
veréis que los únicos en subir al monte con El fueron los discípulos. El Señor
ruega, por tanto, no por sí mismo, sino por mí. Pues, si bien el Padre lo puso
todo en poder del Hijo, éste, para cumplir su papel de hombre, juzga que debe
rogar a su padre por nosotros, porque es nuestro abogado. ‘Y
pasó toda la noche, dice el texto, rogando a Dios.’ He
aquí un ejemplo que se te da, oh cristiano, un modelo que se te manda imitar.
Porque, ¿qué deberás hacer por tu salvación si piensas en que
Cristo pasó toda una noche rogando por ti? ¿Qué deberás hacer al emprender
cualquier obra de piedad, dado que Cristo se puso en oración y oró a solas
antes de mandar a misión a sus Apóstoles?”.
EL AÑO LITÚRGICO
DOM PROSPERO GUERANGER
ABAD DE SOLESME.
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