VIDA. — Lorenzo nació en Venecia, en 1380, de la noble familia
de los Justiniani. Su juventud se distinguió por una piedad grandísima que
admiraba e imponía respeto a los que le rodeaban. A los
19 años tuvo una visión de la Sabiduría eterna que le invitaba a entregarse por
completo a ella. Convencido de que sólo la vida religiosa le permitiría
responder plenamente al llamamiento divino, entró en
los Canónigos Regulares de San Jorge, en la isla de Alga, cerca de Venecia. Allí
se distinguió por su amor a las austeridades y humillaciones. Gustaba de ir a pedir limosna a la ciudad y recoger, en vez
de limosnas, burlas y desprecios.
Poco después de ordenarse de sacerdote, fue
elegido General de su Orden; de tal modo se ocupó en su reforma, que con
razón se le considera como su segundo fundador.
En 1433 al nombrarle Obispo de Venecia,
procuró alejar de sí esta dignidad, pero el Papa Eugenio IV fue inflexible. Lorenzo no
quiso cambiar nada en su modo de vida, en sus austeridades y en su larga
oración. Se dedicó a pacificar las disensiones intestinas que agitaban el
Estado; fundó quince monasterios, erigió diez nuevas
parroquias en su ciudad episcopal y veló por el esplendor del culto divino.
En 1450 tuvo que aceptar la dignidad de Patriarca, pero sólo vio en ello una indicación para seguir más de cerca las huellas de
Jesús en su pobreza y su celo por la salvación de las almas.
Merecidamente es considerado también como el precursor de la reforma
eclesiástica que más tarde emprenderá en Milán San Carlos Borromeo, a
continuación del Concilio de Trento. Sus sermones y sus
libros de perfección manifiestan una devoción tierna a los misterios de Nuestro
Señor Jesucristo, sobre todo a su Pasión. Murió el 8 de enero de 1455: en 1524
fue beatificado por Clemente VII y en 1600 canonizado por Alejandro VIII.
Su fiesta está señalada para el día 5 de
septiembre, que es el día aniversario de su consagración episcopal.
“Oh
Sabiduría que habitas en tu sublime trono, Verbo que hiciste todas las cosas,
seme propicio en la manifestación de los secretos de tu santo amor”.
“EL AÑO
LITURGICO”
DOM PROSPERO
GUÉRANGER.
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