1506-1552
—Jesuita.
—Festividad:
3 de diciembre.
—Fecha
canonización: 1602.
—Nacionalidad:
española.
—Patrón:
misiones, misioneros, parroquias, epidemias, propagación de la fe, etc.
ORIGEN DE ESTA DEVOCIÓN:
Con ocasión de adornar un altar en Nápoles para una fiesta de la
Inmaculada Concepción en 1633, cayó desde los andamios un martillo de dos
libras de peso que hirió mortalmente al Padre Marcelo Mastrilli, de la Compañía
de Jesús, destrozándole la sien derecha. De día en día llego a agravarse tanto
su enfermedad que iban a darle ya la extremaunción, pues era imposible
administrarle el Viático, por no poder el enfermo ni tomar una gota de agua.
Pero cuando estaban pensando en esto, he aquí que el P. Mastrilli se levanta
sano y bueno… La herida había desaparecido, la cicatriz no se notaba, el Padre
se sentía restablecido de repente. Bien temprano celebró su Misa y dio la
comunión a muchas personas que concurrieron a ver este prodigio.
Subió enseguida al pulpito, y por su propia voz explicó al pueblo de
Nápoles el secreto.
Viéndose herido y sin esperanza de vida, había hecho voto en honor de
San Francisco Javier de ir a las Misiones de Indias, si le concedía la salud.
La noche última se le había aparecido el Santo animándole a cumplir su voto y
recibir el martirio en el Japón (como así sucedió). El P. Mastrilli prometió la
especial ayuda del santo a cuantos le invoquen y también recomendó hacerle una
Novena.
Más tarde, el Padre Alejandro Filipucci, también curado por el Santo en
1658, compuso la Novena y fijo como fecha para su realización del 4 al 12 de
marzo (aniversario de su canonización), aunque puede hacerse en cualquier época
del año. Desde entonces esta devoción se ha divulgado rápidamente por todas
partes. Se la conoce con el nombre de Novena
de la Gracia “por
su grande y comprobada eficacia en las necesidades de la vida presente” (S. Pío X).
NOVENA DE LA GRACIA
Por
la señal, etc.
Señor
mío Jesucristo,
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quién sois y
porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido;
propongo firmemente nunca
más pecar,
apartarme de todas las
ocasiones de ofenderos,
confesarme y, cumplir la
penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida,
obras y trabajos,
en satisfacción de todos
mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia
infinita,
que los perdonareis, por
los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia
para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio,
hasta el fin de mi vida.
Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Amabilísimo y amantísimo Santo: adoro
con vos humildemente a la Divina Majestad y le doy gracias por los singulares
dones de gracia que os concedió en vida y por la gloria de que ya gozáis. Os suplico
con todo el afecto de mi alma, me consigáis por vuestra poderosa intercesión,
la gracia importantísima de vivir y morir santamente os pido también me alcancéis
la gracia especial que pido en esta novena… (Aquí se piden las gracias espirituales y temporales que se desean). Y
si lo que pido no conviene a mayor gloria de Dios y bien de mi alma, quiero
alcanzar lo que para eso fuere más conveniente. Amén.
—Un
Padrenuestro, Avemaría y gloria.
—Se
puede concluir con esta oración atribuida
a San Francisco Javier:
ORACIÓN
Eterno Dios, criador de
todas las cosas: acordaos que vos criasteis las almas de los infieles haciéndolas
a vuestra imagen y semejanza.
Mirad, Señor, como en oprobio
vuestro se llenan de ellas los
infiernos. Acordaos, Padre celestial, de vuestro Hijo Jesucristo, que
derramando tan liberalmente su sangre, padeció por ellas. No permitáis que sea
vuestro Hijo por más tiempo menospreciado de los infieles, antes aplacado con
los ruegos y oraciones de vuestros escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa
benditísima de vuestro mismo Hijo, acordaos de vuestra misericordia, y
olvidando su idolatría e infidelidad, haced que ellos conozcan también al que
enviasteis, Jesucristo, Hijo vuestro, que es salud, vida y resurrección nuestra,
por el cual somos libres y nos salvamos; a quien sea dada la gloria por
infinitos siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN:
Oh Dios, que quisiste
agregar a tu Iglesia las naciones de las Indias por la predicación y por los
milagros de San Francisco Javier: concédenos que, pues veneramos la gloria de
sus insignes merecimientos, imitemos, también los ejemplos de sus heroicas
virtudes. Por nuestro Señor Jesucristo,
que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.
DEVOCIONARIO CATÓLICO.
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