DÍA: 24 DE NOVIEMBRE.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, que quisiste tomar forma de siervo y nacer de una Virgen
Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno,
acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mí, pobre pecador, que,
oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de
ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser
ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo
firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor,
por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que
no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante
en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra
gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para
continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el
cielo. Amén.
ORACIÓN
INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
Clementísimo Dios, que por vuestra
inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a
todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de
Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os
suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis
pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó
toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser
amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después
gozaros para siempre en su compañía en la gloria. Amén.
DÍA PRIMERO.
ORACIÓN:
Glorioso San Juan de la Cruz, que
desde vuestra infancia fuisteis tierno amante de María Santísima y de la cruz
de su Santísimo Hijo, mereciendo por este amor ser protector singular de las
almas afligidas y desconsoladas: os suplico, Padre mío, interpongáis vuestros
ruegos para con Madre e Hijo a fin de que me concedan viva fe, firme esperanza,
ferviente caridad y tiernísimo amor a la cruz de mi Señor, en cuyo ejercicio
viva y muera amparado siempre de su gracia, y también consiga, si me conviene,
lo que pido en esta novena. Amén.
—Rezar
tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores
que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la
petición, concluyendo con la oración final.
DÍA SEGUNDO.
Acto de contrición y oración
preparatoria.
ORACIÓN:
Glorioso y excelso Padre mío San Juan de la Cruz, que, siendo aun de pocos años,
crucificasteis vuestro cuerpo con muchos rigores y penitencias, para asemejaros
en lo posible al que por nuestro amor padeció en la cruz: os suplico, Padre mío
amantísimo, que intercedáis con nuestro Señor Jesucristo para que me infunda
espíritu de penitencia, a fin de que sufra por su amor los trabajos y dolores
que me enviare; y de esta manera, satisfaciendo las innumerables ofensas que le
tengo hechas, y purificada mi alma con tan saludable ejercicio, merezca llegar
a gozarle por siempre en vuestra compañía en la gloria, y también alcance lo
que pido en esta Novena, si me conviene. Amén.
—Rezar
tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores
que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la
petición, concluyendo con la oración final.
DÍA TERCERO
Acto de contrición y oración
preparatoria.
ORACIÓN:
Amantísimo Padre mío San Juan de la Cruz, que por vuestra continua oración
merecisteis renombre de doctor extático y luz especialísima para gobernar las
almas y hacerlas adelantar en el camino de la virtud: os suplico humildemente
que, como Padre y Director iluminado, alumbréis la mía con las luces de vuestra
celestial doctrina, y la inclinéis al ejercito santo de la oración, con el
cual, desprendida de todo lo terreno, llegue a amar solo a Dios y a las cosas
del cielo, y así pueda alcanzar de Su Divina Majestad perseverancia en el bien
obrar, y también, si me conviene, la gracia que pido en esta Novena. Amén.
—Rezar
tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores
que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la
petición, concluyendo con la oración final.
DÍA CUARTO
Acto de contrición y oración
preparatoria.
ORACIÓN:
¡Oh Padre amantísimo San Juan de la Cruz! Espejo de paciencia y fortaleza, que para
gloria de Dios y bien de nuestra Reforma sufriste innumerables trabajos y
penalidades, gloriándoos, como otro Pablo, en los oprobios y contradicciones:
os suplico, Santo mío, me alcancéis de nuestro buen Dios que sufra yo con
paciencia e igualdad de ánimo todo lo que me sucediere adverso, a fin de que,
padeciendo mis penas y amando a los que me las causan, por la gloria de mi
Señor se purifique mi alma de la escoria de sus culpas y adelante en las
virtudes, con cuyo ejercicio merezca alcanzar el premio prometido a los que
padecen con fortaleza por Dios y su gloria, y también consiga, si me conviene,
la gracia que pido en esta Novena. Amén.
—Rezar
tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores
que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la
petición, concluyendo con la oración final.
DÍA QUINTO
Acto de contrición y oración preparatoria.
ORACIÓN:
Glorioso Padre mío San Juan de la Cruz, que
por el gran poder que os concedió el Señor sobre los demonios, y por los muchos
que expelisteis de las almas y
cuerpos, os llamaban el “Milagrero”: os
suplico humildemente que ejercitéis conmigo esa misma insigne caridad y
compasión, alcanzándome de su Divina Majestad me conceda victoria cumplida de
todas las asechanzas y sugestiones con que me tiente el infernal enemigo, no
sólo durante la vida, sino también en la hora de mi muerte; para que, viviendo
y muriendo con esta celestial gracia, logre el premio que Dios tiene preparado
para los justos en su santísimo Reino, y también alcance el favor que suplico
en esta Novena, si me conviene. Amén.
—Rezar
tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores
que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la
petición, concluyendo con la oración final.
DÍA SEXTO
Acto de contrición y oración
preparatoria.
ORACIÓN:
Glorioso Padre mío San Juan de la Cruz, que por vuestra pura y casta vida
merecisteis que Dios y su Madre Santísima os concediesen la gracia de reprimir
los movimientos y deseos impuros de los que os miraban, y por este medio y
vuestro grande espíritu hicieseis en muchas almas singulares conversiones: os
suplico, Padre mío, que os compadezcáis de mi flaqueza en esta materia, y me alcancéis
de Dios, por medio de su Santísima Madre, la virtud de una castidad perfecta,
para que, viviendo limpio de alma y cuerpo, pueda algún día gozar de la gloria
eterna y consiga ahora lo que pido en esta Novena, si me conviene. Amén.
—Rezar
tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores
que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la
petición, concluyendo con la oración final.
DÍA SÉPTIMO
Acto de contrición y oración
preparatoria.
ORACIÓN:
Bendito y glorioso Padre mío San Juan de la Cruz, que
por vuestra insigne humildad merecisteis ser llamado el “Mínimo Grande”, y por vuestra excelsa sabiduría el “Doctor Místico
y Querúbico”, os suplico, Padre
amoroso, me alcancéis de Dios que sea yo humilde de corazón, para que,
conociendo mi bajeza y defectos, me aparte de las vanidades y honras mundanas y
sufra resignado los desprecios que me hicieren; y así, caminando con la luz de
vuestra doctrina por la senda de la nada, llegue a poseerlo todo en Dios,
mediante su Divina gracia, y también la que os suplico en esta Novena, si me
conviene. Amén.
—Rezar
tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores
que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la
petición, concluyendo con la oración final.
DÍA OCTAVO
Acto de contrición y oración
preparatoria.
ORACIÓN:
¡Oh glorioso Padre mío San Juan de la Cruz! Con razón os llaman padre de los pobres,
remedio de enfermos y consolador de afligidos, pues ya cuando vivíais, y ahora
por vuestras reliquias e imágenes, obráis en todos mil maravillas. Os suplico,
Padre mío amoroso, que, condoliéndoos de mis males y dolencias, uséis conmigo
de vuestras acostumbradas misericordias y me alcancéis de Dios el remedio y
consuelo que necesito, para que, alabando a Su Divina Majestad por este y los demás
beneficios que me ha hecho por vuestra intercesión, juntamente le dé gracias
por el particular que pido, y espero me concedas en esta Novena, si me
conviene. Amén.
—Rezar
tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores
que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron, y después se hará la
petición, concluyendo con la oración final.
DÍA NOVENO
Acto de contrición y oración
preparatoria.
ORACIÓN:
Amable y excelso Padre mío San Juan de la Cruz, que, por imitar a nuestro Divino Redentor,
renunciasteis hasta en la muerte los alivios y consuelos, aun celestiales, y
abrazasteis gustoso los trabajos y desprecios, por grandes que fuesen, como se
vio cuando el Señor os dijo: “Juan, ¿Qué premio quieres por tus trabajos?”.
Y vos, con generoso y soberano valor, le
respondisteis: “Señor, padecer y ser
menospreciado por Vos”. Lo que fue tan del agrado de su
Divina Majestad, que os concedió el morir despreciado de las criaturas, y
penando en la cruz con cinco llagas, pero honrado y animado con la presencia
del mismo Creador. Os suplico, Padre amantísimo, me alcancéis del Señor que os
imite durante mi vida, y en la muerte me aprovechen los méritos de su Sagrada Pasión,
y por ella me perdone todos mis pecados, y me conceda la perseverancia final en
su gracia, mediante la cual pueda gozarle en vuestra compañía por toda la
eternidad en la gloria, y también el favor que pido en esta Novena, si me
conviene. Amén.
—Rezar tres Padrenuestros y Avemarías,
en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima
Madre le dispensaron, y después se hará la petición, concluyendo con la oración
final.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.
Omnipotente Dios
y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los
trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación
perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y
ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros
de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Me alegro le haya gustado. Saludo en Cristo y María.
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