PARA ALCANZAR DE DIOS
Nuestro
Señor reforma de una mala vida, aumento de virtudes, y una feliz muerte.
Año
de 1776.
†
PRÁCTICA DE LA NOVENA
Es de suponer, que cualquier persona
para conseguir algún favor del Señor, ha de reconciliarse con su Majestad,
mediante una verdadera confesión, de suerte que imitando a nuestra Santa, han
sus devotos de mudarse de toda mácula de pecado, dejando verdadera y totalmente
las ocasiones de su ruina.
Para mayor aumento de gracia, conviene
frecuentar la Sacrosanta Eucaristía, según el dictamen del Padre espiritual,
siendo comenzada esta devoción con la Comunión y acabada del mismo modo.
El tiempo asignado para emprenderla es
el día trece de julio, para dar fin el día veintiuno, víspera de la gloriosa
Santa. Y el miércoles después de la Dominica cuarta de Cuaresma, para acabarla
jueves de la siguiente semana, víspera de los Dolores, día en que la Iglesia
celebra su felicísima conversión. Bien que en otro cualquier tiempo se podrá
hacer, con tal que no haya ocasión de pecado mortal, ni reincidencia en él, que
no agrada a la Santa.
Cada día se dará un obsequio a la
Santa además de alguna penitencia, según el orden propuesto, y más con afectos
de corazón, que con extensos actos, que la den a conocer.
Al comenzar el día, despertará el alma
ansiosa por su amante Dueño el Omnipotente Dios de Cielo, y tierra, y dirá
algunas jaculatorias de la novena, en unión con los continuos suspiros que
exhalaba aquel crecido amor de nuestra Santa.
Finalmente, el fiel ha de solicitar el
aumento de la devoción y afición con nuestra Patrona, que conocido es de sus
devotos la diligencia con que asiste en aprietos espirituales y temporales,
ésta Penitente, la Válida de Dios, la Gloriosísima Santa María Magdalena.
ACTO DE CONTRICIÓN
que se dirá todos los días.
Puesto de rodillas ante la imagen de la Santa, se dirá con veras
del corazón, juzgándose en el Tribunal de Dios, la siguiente:
A tus ojos tienes, Altísimo Señor, y
en tu Sacrosanta presencia a quien más que todo el universo te ha ofendido:
aquí estoy con el rostro lleno de confusión y vergüenza; puesto que no he
sabido darte gusto, desde el instante que amanecí al uso de la razón, así como
en el presente, en que abro los ojos y conozco lo errado de los pasos en que he
andado. Aquí está mi alma, Señor, la más desagradecida que abrasa la tierra
entre sus vivientes: ¿cómo has sufrido tanta
tiranía?, ¿cómo no has levantado tu diestra para destruirme?, ¿qué palabras
diré en desagravio a tus justas iras? Oh, cómo quisiera llorar
abundantes lágrimas por las fuentes de mis ojos y verter amargas corrientes de
arrepentimiento. Pero ya estoy, Soberano Padre, a tus migajas, como huérfano
mendigo de tu mesa, ya no salgo de ti, sin ti mismo. Recibe este corazón arrepentido
de su mala vida, que no será la vez primera que así te humanes, ejemplo me da
tu amada pecadora Magdalena. Recibe, Señor en tu amistad a quien con veras del
alma se vuelve a ti; que si buscas dolor de los pecados, a mí me pesa
infinitamente haberte ofendido, tan sin respeto a tus mismos ojos; yo te doy
palabra de no volver al cieno de mis pecados. Recibe en desagravio de ellos,
aquellas arrepentidas cuanto amorosas lágrimas de tu querida hija, y mi Patrona
Santa María Magdalena. Recibe benignamente en satisfacción de ellos todo cuanto
padeciere hasta mi muerte, la cual confío en la Sangre de tu Hijo, y mi Hermano
Nuestro Señor Jesús, será dichosa y agradable. Amén.
PRIMER DÍA
Magdalena Gloriosa, que en los
primeros pasos de tu juventud abriste los ojos para el abismo arriesgado de la
vanidad, acuérdate, desde lo alto de tu celestial habitación, de quien hoy, no
con mundanos elogios, si con fervorosas súplicas, alaba a aquel Divino Cazador,
que supo prender tu resfriado corazón con las dulces saetas de sus
inspiraciones, atrayendo para sí la preciosa margarita de ti misma. Acuérdate,
pues, Seráfica Penitente, de los que humildemente te rogamos seas intercesora
en todas nuestras miserias y remedio en las necesidades espirituales y
temporales. Atrae, Santa Gloriosa, con tus súplicas, al gremio de la Iglesia a
todos los infieles, herejes, apóstatas, cismáticos. Reduce al estado de gracia
a los que están en pecado mortal, has que te sigan en la espiritual obediencia
para que a imitación tuya, se dejen herir del amor de su Majestad inmensa, y le
sirvan fieles como tú le fuiste. Amén.
Aquí se rezan siete Padre
nuestros, y siete Ave Marías con la siguiente:
ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA
¡Oh Bondad sin término!
¡Oh Sabiduría sin límite! ¡Oh Misericordia sin fin! infinitas
veces alabo, Señor, vuestro altísimos juicios y agradezco a vuestra benignidad
nos diese tan seguras esperanzas del remedio eterno mediante la verdadera
contrición. Y para mayor realce de tanto amor, nos ponéis a vista el crédito de
él en nuestra querida Patrona Santa María Magdalena: haciendo en la blanda cera
de su Corazón, la más bella imagen de humildad que podía lucir en vuestra
presencia.
Ofrezco, Dios mío, a vos mismo; en
agradecimiento de las muchas prerrogativas, que a vuestra querida Magdalena
tenéis concedidas. Y ya que mis muchas culpas me dan la audacia de pediros cara
a cara, os presento aquella tan verdadera contrición suya, aquel quereros sin
límite; aquel acompañaros padeciendo: aquel lloraros ausente; aquel encontraros
resucitado. Y juntamente os ofrezco aquella penitencia tan áspera; aquella
soledad tan rigurosa; aquel continuo cilicio; aquel ayuno perpetuo; aquel
llorar arrepentido; todo tan perfecto a vuestros ojos: que puedo decir que sus
alabanzas complacían a tu Corazón: pues siete veces cada día enviabais muchos
Ángeles, que os la llevasen para regalaros con su vista; y por todos esos
favores vuestros, y amores de mi querida Santa, os pido me tengáis de vuestra
mano; me ayudéis para no ofenderos; y si mi suma miseria en algo me deslizare,
me deis los auxilios que a vuestra Penitente disteis, y me concedáis lo que en
esta novena os pido, si es de vuestro agrado. Amén.
Para meditar durante el
día: Contemplará
el alma, su devota, el estado miserable del que está en pecado mortal, tal como
estuvo la Santa, siendo enemiga de Dios, y lo admirable de la gracia, pues de
un tizón de los abismos Dios fabrica una blanca Azucena para el Cielo.
Obsequio: Hoy
se da a nuestra Santa un pañuelo para que enjugue su llanto; y éste se formará
de treinta y tres actos de Contrición.
Jaculatoria: ¡Ay Dios mío! ¿Quién te amará como tu Santa?
¿Quién llorará como tu penitente Magdalena?
Los
miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su
presencia a la hora de su muerte.
SEGUNDO DÍA
Gloriosa arrepentida, espejo de
penitentes corazones, que abandonaste el mundo por los regalos de tu Dueño
verdadero, y sumida en la suma confusión de tus muchas culpas, cerraste los
labios a las palabras para abrir puerta franca a las corrientes de lágrimas
vertidas por tus ojos, dejando que explicasen ellos, lo que tu contrito corazón
sentía. Maestra verdadera, tú nos enseñas que la perfección en el amor a Dios,
más que en la armonía de las voces, consiste en los internos afectos; que son
alas, que nos llevaban al regazo y sosiego de la gracia. Así lo hiciste y
enseñaste. No te canses, pues, Magdalena Santa, de continuar con nosotros tus
súplicas al Señor, y tus favores a tus devotos, concediéndonos un verdadero
dolor de nuestros pecados, y un grande amor a Dios. Para que refrenando la
violencia de la lengua, nos abstengamos de toda culpa, y nos aventajemos en
alabanzas y dar gloria a Nuestro Señor que te escogió para la Patria Celestial.
Amén.
Aquí
se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.
Para
meditar durante el día: Hoy se considera la gravedad del
pecado de la lengua, y el daño, que hace en el alma; por el contrario la
tranquilidad del silencio, si el alma devota ha caído en semejante violencia,
hoy se lloran, y restituyen las honras, que se hubieran vulnerado.
Obsequio:
Hoy se regala nuestra Santa con unas pastillas de boca, que se
formaran de tres horas de silencio; y alguna amargura; particularmente
privándonos de palabras jocosas, ociosas y sin fruto.
Jaculatoria: Dios y Señor mío, cómo vive quien no te ama, cómo hay
quien ofenda tal belleza.
Los
miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su
presencia a la hora de su muerte.
ORACIÓN FINAL…
TERCER DÍA
Oh Seráfica y penitente Magdalena, que
pasando los límites de tu amor humano, amaste de tal modo a tu Divino Maestro,
que mereció lo mucho de tu caridad fuese el mismo Cristo predicador de tus
arrepentimientos; declarando a voces que eras tú la que sí mucho habías pecado,
mucho más habías amado. ¿Quién, Magdalena Santa, te
enseñó tan breve y tan extraordinario amar? No otro que quien te supo
querer con tanto extremo. Por esta perseverancia tuya, te ruego, me enciendas
en el fuego del divino amor, enseñándome a aborrecer todo lo que da disgusto a
tu querido Esposo. Lleva mi corazón a un perpetuo agradecimiento a Sus beneficios.
No olvides, Santa gloriosa, a los que están fuera del gremio de la Religión
Cristiana, y en particular a los que humildemente te ruegan, y se valen de tu
Patrocinio, dando a todos conocimientos del valor de la gracia, y de la miseria
del pecado mortal, de cual espero, me librará tu intercesión. Amén.
Aquí
se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.
ORACIÓN FINAL…
Para meditar durante el
día: Entre
día se trae a la memoria el inmenso amor de Dios a las criaturas, pues de tal
suerte los ama, que no escaseó el dar a su Unigénito Hijo, para las afrentas, y
muerte tan penosa, solo por conquistarlas para su Reino.
Obsequio: Hoy
se presenta a nuestra Santa un libro de memoria, para que se escriba en él lo
mucho que hemos de amar a Dios, y los servicios, que se han de hacer a la
Santa. Éste se fabricará de tres exámenes de conciencia al día, se prepara con
una cubierta de tela hecha de una profunda humildad, y conocimiento propio de
nuestra flaqueza. Si cómodamente se pudiera ayunar, y no siendo Domingo.
Jaculatoria: ¿Te
perderé mi Dios para siempre? ¿Te gozaré mi bien una eternidad? ¡Oh,
mi Dios, por ti muero!
Los miércoles durante el año
encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
CUARTO DÍA
¡Oh gloriosa y fuerte
mujer!, oh querida Magdalena, que después de la
tormenta amarga de tu continuo llorar, te guarneciste con el escudo fortísimo
de la virtud de la constancia, siendo perpetua seguidora de tu Soberano Jesús,
que en medio de sus dolores no vacilaste para estar presente en sus angustias,
no espantándote la fiereza de los enemigos; pues cuando faltó el varonil
esfuerzo de los Apóstoles, que habían huido, fuiste más constante, siendo fiel
testigo de la mayor obra, que fue la grandeza de la redención, por esta
constancia tuya (como el menor de tus devotos), te
ruego, le alcances de Dios perseverancia y esfuerzo a los atribulados, firmeza
a los que siguen el camino de la perfección, acierto a los que dirigen almas,
ejercicios de virtud y rigurosa ejecución en sus devociones a los de estado
religioso. Finalmente, a los cautivos por la fe, esfuerzo para que no desmayen,
para que todos sigamos tus pasos hasta la dichosa Jerusalén. Amén.
Aquí
se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.
ORACIÓN
FINAL…
Para
meditar durante el día: Hoy se considera, cuantos han
comenzado bien el camino de la vida espiritual y por falta de constancia han
acabado desdichadamente; pues no consiste la virtud en empezar, sino en
perseverar en ella que buen principio tendría Judas; y murió desesperado. El
Infierno está lleno de buenos deseos pero el cielo de buenas obras.
Obsequio: Hoy se da a nuestra
Santa un ramillete de rosas perfumado con la devoción del rezo del Santo
Rosario en honor de Nuestra Señora de las Angustias. Si buenamente se puede de
rodillas y con los brazos en cruz en lo que dura una decena.
Jaculatoria: ¡Ay si acertara a darte gusto, Señor! ¡Ay Padre, si sabré
perseverar en tu servicio! Dadme la mano,
Señor que soy débil.
Los miércoles durante el año
encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
QUINTO DÍA
Bendita Magdalena, no tienen mis
sentidos expresiones para dar gracias al Señor por haberte dotado de tal afecto
para con su Majestad, pues durante su Pasión no apartaste tu mirada ante la
tempestad de ultrajes que padecía, antes olvidada del temor solo te vestías de
la gala del amor. Porque si había persecuciones, allí te hallabas; había
verdugos, caminabas valerosa; había armas, por ellas mismas te abrías paso;
había Cruz, al pie de ella te acercabas a hermosear tu rostro con los zafiros
de las gotas de Sangre que del Cuerpo de Jesús manaban. Allí estuviste sin
morir muriendo con tu Dueño; si había sepulcro, a él te arrojabas en busca de
Jesús; había tinieblas pues ellas no te horrorizaban; antes si adelantándote a
la Aurora, salías a recrearte al Sepulcro del Sol, que buscabas, con una amor
tan grande que competía con el de los Ángeles, que nada quiere, nada teme; y
sólo busca al que llena todas las cosas, que es Dios. Por este amor tan fino,
te suplico, no te apartes de mi corazón; ya en medio de mis miserias; ya entre
las fatigas de este mudo; ya entre los dolores de las enfermedades; ya entre
las agonías de la muerte; intercede siempre en mi favor, para que logre no caer
en pecado mortal, y vivir siempre creciendo en las virtudes, y muera confesando
al Señor, que me dio tu Patrocinio. Amén.
Aquí
se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.
ORACIÓN
FINAL…
Para
meditar durante el día: Hoy se considera
la santísima Providencia de Dios y su grandísima misericordia pues cada uno
acude en medio de sus trabajos, felicidades, hallándose presente al pobre, que
padece, al justo que le sirve, y al malo, que le ofende; pero, ¡oh, horror! como se
hallará Dios delante de ti, cuando le estás haciendo traición; tiemble de su
ira quien en su presencia peca.
Obsequio:
Hoy se dará a nuestra Santa un farol para que la acompañe a
Nuestro Señor así en la noche de la prisión y tormentos, como en las tinieblas,
cuando le buscaba difunto. Se formará con los actos de fe, esperanza y caridad.
Jaculatoria:
¿Tú conmigo, Dios mío? ¿Y yo por mis pecados tan lejos de ti? Ay
de mí, desdichado, si te pierdo.
Acto
de Fe
Creo firmemente, Dios
mío, todo cuanto vos habéis revelado y la Santa Iglesia nos enseña. Señor, aumentad mi fe.
Acto
de Esperanza
Espero, Dios mío, me
daréis el Paraíso por los méritos de N. S. Jesucristo y las buenas obras, que
practicare, ayudado de vuestra divina gracia. Señor,
no sea yo confundido eternamente.
Acto
de Caridad
Os amo, Dios mío, con
todo mi corazón y sobre todas las cosas, porque Vos sois infinitamente bueno;
y, por vuestro amor, amo también al prójimo como a mí mismo. Señor, haced que yo os ame cada
día más y más.
SEXTO DÍA
Apóstola de las Apóstoles Magdalena
gloriosa, que encendida en el fervor, y deseo de aumentar la fe de tu Maestro
Jesús, siguiendo primero valerosamente al Señor hasta el Calvario, consolándolo
en su desamparo, asistiendo a su Sacratísima Madre mientras la espada de dolor
predicha por Simeón le atravesaba el corazón con punzante fiereza al ver el
nacimiento de la Santa Iglesia del Corazón abierto de Cristo, de donde manó
Sangre y Agua, y ofreciendo en aquel momento las primicias del culto de amor y
reparación te apartaste a la soledad de una cueva, para llevar allí vida de
estricta penitencia y meditación en la pasión y muerte de Nuestro Redentor, no
olvides, Santa mía, la liberalidad de las benditas manos a tus devotos,
concediéndonos un ardor tal, santo celo y honra de Dios, temor al pecado
mortal, la dilatación de la fe en los infieles, el aumento de tu devoción, y la
ayuda de tu favor en todos nuestros trabajos, y la perpetua consolación en la
Gloria. Amén.
Aquí
se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.
ORACIÓN
FINAL…
Para
meditar durante el día: Hoy se considera el
intensísimo deseo, que tiene Dios de la salvación del género humano, pues le
costó, no menos, que dar a su Unigénito Hijo para que pagase inocente con su
vida, lo que nosotros habíamos desconocido y ofendido con la culpa. Pondere el
alma, como sentirá el Señor no se logre el precio de su Sangre en los
desagradecidos.
Obsequio: Hoy se regala a nuestra Santa con un vaso de oro para
depositar en él los olores, que tan generosa supo verter a Jesús, y se fabrica
con nuestro corazón, poniendo a los pies de la Santa un Rosario a Nuestra
Señora.
Jaculatoria:
¿Quién derramará su Sangre, mi Dios, para atraerte a los que
están fuera de tu gremio? ¡Ay mi Jesús! yo
te alabo, y confieso por todos ellos.
Los miércoles durante el año
encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
SÉPTIMO DÍA
Piadosísima Magdalena, que escogiste
desde los pies de tu Maestro Soberano la mejor parte, que fue la contemplación
de los secretos arcanos de Dios, y mereciste alcanzarla en punto tan
sobremanera alto, que agradó tanto a su Majestad lo perfecto de tu corazón, que
eras arrebatada corporalmente siete veces cada día a gozar de cerca aquellos
inexplicables regalos que te comunicaba tu Soberano Esposo, siendo testigo de
tus dichas un devoto sacerdote, que deseoso de su salvación se retiró a acabar
su vida cerca de tu dichosa cueva, y dudando de quien era la feliz alma, que
era así llevada de los Ángeles, mereció oír de tu propia boca estas palabras: ¿Te acuerdas de haber leído en el evangelio como una
mujer pecadora lavó con sus lágrimas los pies de Jesucristo Salvador del mundo,
y los limpió con sus cabellos, y mereció alcanzar perdón de sus pecados?, y
respondió el Sacerdote, Bien me acuerdo, y dijiste: Yo
soy aquella pecadora y hace ya treinta años que me retiré a esta soledad por
apartarme de toda conversación humana. Te ruego, oh modelo de
penitentes, que por estos altísimos privilegios con que Dios te honró, me
concedas el don de la oración y los frutos de ella, y especialmente el
conocimiento de la suma bondad de Dios, y de mi malicia y bajeza, para que
ejercitando en vida sus alabanzas, le goce para siempre en su Reino. Amén.
Aquí
se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.
ORACIÓN
FINAL…
Para
meditar durante el día: Hoy se considera el sumo
amor de Dios, pues no se contenta con regalar a sus amigos en este mundo, sino
que aún vivientes los eleva que gocen de su gloria, y por malos, que hayan sido
como se pongan en su gracia, mediante la confesión, y contrición, no se acuerda
de sus culpas, antes sí ostenta a su infinita misericordia.
Obsequio:
Hoy se presenta a nuestra Santa una toalla para que enjugue los
pies a Cristo Señor nuestro, se compone de privarse de ver cosas de diversión,
pasatiempos inútiles y sin fruto, y hacer el Vía Crucis.
Jaculatoria:
¿Cuándo te gozaré sin límite mi Dios? Alábenle por mí todas las
criaturas.
Los miércoles durante el año
encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
OCTAVO DÍA
Oh Magdalena feliz,
¿quién sabrá explicar lo crecido de tu santidad?: pues amaste
tan de veras a tu Dueño, que escogiste para habitación lo tosco de una gruta,
en lo más áspero de las soledades, dejando de tu casa las comodidades. Pero tu
inmensa caridad supo robar las caricias de tu Esposo, que regalándote con
celestiales recreos, era relicario dichoso la que tosca cueva había sido
retrete de las fieras, logrando por tus virtudes, saber de su Majestad el
dichoso día de tu gloriosa muerte. Y fue ésta tan dulce, que estando elevada
más encendida que el sol estuviste acompañada de Angélicos Ministros, y llena
de inmensa alegría y cobrados méritos, diste la Alma Santa a quien la colocó en
tu penitente cuerpo, para gozar eternamente aquellas felicidades, que supo
ganar tu austera vida. Por este sumo gozo, te pido Santa gloriosa, no olvides
mis humildes ruegos para con el Señor, te duelas de mis fragilidades, y me
enseñes a dejar las vanidades del mundo para que me retire al conocimiento sólo
del Señor. Consígueme, Protectora mía, la gracia y debida disposición para
recibir el Sacrosanto Cuerpo de mi Señor Sacramentado, supliendo con tus
merecimientos lo mucho de mi tibieza. Y, finalmente, alcánzame de Dios no muera
sin recibirle en el Santo Viático y que como encendida mariposa en el fuego de
su amor, sea consumido en sus incendios. Amén.
Aquí
se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.
ORACIÓN
FINAL…
Para
meditar durante el día: Se considerarán las
postrimerías; cielo, infierno y purgatorio, y se pedirá a Dios por intercesión
de la Santa de no morir en pecado mortal.
Obsequio:
Hoy se regala a nuestra Abogada un espejo en que vea su macerado
rostro; trayendo a la memoria la multitud de nuestros pecados y examinando la
conciencia tres veces durante el día.
Jaculatoria:
¡Ay mi Dios, y lo que me has sufrido! Solo
tu paciencia me esperará tanto tiempo.
Los miércoles durante el año
encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
NOVENO DÍA
¡Oh sagrada Magdalena!,
contemplamos hoy cómo se extinguió tu vida, pero adornada de tan singulares virtudes,
cuantos fueron los mares de tus ojos y crecidos amores para con tu amado
Esposo; ya has descansado de la pesada tarea de la miseria humana. Llena de
tanta virtud y merecimiento, estás en la dulce compañía de Aquel que supiste
servir en tu
dichosa vida. Ya se han cumplido, Patrona mía, en tus santos deseos; ya está
colmado tu ardiente corazón en la vista del Omnipotente Dios, que llena todas
las cosas. Ya estás dignamente colocada en el elevado trono que te fabricaste
con tus mortificaciones y penitencias. Ahora sí que es tiempo favorezcas desde
tus altas moradas, a los que humildemente se te han ofrecido como tus hijos.
Experiencia tiene el mundo de tus favores, y de lo mucho que vales para con el
Señor: díganlo los peligros de que has librado a tus devotos, las enfermedades
que has sanado, los ciegos que han visto, los casados que han conseguido el vínculo
de la castidad, las conciencias que has sosegado, los que has reducido al
estado de la gracia. Finalmente, díganlo desde ese Cielo los que han pasado el
trance de la muerte con los alivios y regalos de tu presencia, y digámoslo
todos los que esperamos el logro de nuestros ruegos, fiados de tu caritativa
intercesión. Alcánzanos, Santa gloriosa, lo que en esta Novena te hemos pedido,
si es del agrado de Dios, y una feliz muerte con tu protección y presencia. Amén.
Aquí
se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.
ORACIÓN
FINAL…
Práctica
para este día: Hoy (si
se pudiere) se socorrerá un pobre, y no se
menosprecien darle su mesa, últimamente será de mucho servicio a nuestra Santa,
se visiten los enfermos, presos y afligidos, en los días que en su Novena se
pudieren, y procurarán sus devotos extender esta devoción a la Santa.
Obsequio:
Hoy se dedica a nuestra Santa una Arca para sepulcro de su
difunto cuerpo, y es el corazón con total olvido de las ocasiones que fueren de
nuestras maldades, durante el día se rezarán repartidos treinta y tres Padre
Nuestros.
Jaculatoria: Mi Dios, deseo ya gozarte ¿Quién podrá vivir sin ti? ¡Ay de los que te perdieren para siempre! de amores muero por ti; de ira contra mí, que te ofendí,
y cuanto me pesa de mi mala vida.
Los miércoles durante el año
encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
†
LAUS DEO.
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