viernes, 20 de julio de 2018

MEMORIA DE SANTA SINFOROSA Y DE SUS SIETE HIJOS, MARTIRES. ---18 de julio.




LOS MÁRTIRES.


  En este mundo, no lo olvidemos, el martirio es sobre todo el acto supremo de la fe, que merece y produce la luz. No dudemos de que la Sabiduría divina haya juntado los dos hechos que la Iglesia nos recuerda en este día, ella para quien, desde el trono de su eternidad es como un juego el peso, la medida y los números de este mundo. Estimemos en su justo valor, como hijos de la luz, los rayos que llegan hasta nosotros desde las colinas eternas. Son la gracia excelente que el apóstol Santiago, hermano del Señor, nos muestra que desciende del cielo, a quien llama, en cuanto fuente de todo bien perfecto, Padre de las luces; son el precio de la sangre que nuestros padres han derramado para defender y desembarazar siempre más, en su amplitud divina, la palabra confiada por el Verbo a la Iglesia.



LOS SIETE MÁRTIRES Y SU MADRE.


   Hoy Se hace conmemoración de santa Sinforosa y de sus siete hijos mártires. Los historiadores modernos, por ser Sinforosa la traducción griega de Felicidad, se preguntan si no sería este el grupo de mártires celebrados el 10 de julio. Las Actas del martirio casi no merecen crédito, más con todo ello su culto en Tívoli es bastante antiguo, y son honrados de modo particular en Roma en la diaconía de San Miguel. Unámonos a este culto y a estos honores al repetir la Colecta de Misa; "Oh Dios que nos concedes celebrar el aniversario de tus santos mártires Sinforosa y de sus hijos; concédenos gozar de su compañía en la felicidad eterna." Por Jesucristo Nuestro Señor.



SANTA SINFOROSA (¿?-¿120?) nació muy probablemente en Roma, en la época en que el cristianismo primitivo comenzaba a esparcirse rápidamente por todo el Imperio Romano.

Santa Sinforosa era la viuda de San Getulio, quien había sido tribuno militar romano, y por practicar el cristianismo había sido decapitado.

Presintiendo que el emperador Adriano se volvería en su persecución, Santa Sinforosa se refugió en Tívoli con sus siete hijos: Crescente, Juliano, Nemesio, Primitivo, Justino, Estacteo y Eugenio.

Permanecieron escondidos por siete meses, y durante ese tiempo Santa Sinforosa se preocupó por enseñarles los aspectos más profundos de la doctrina, preparando a sus hijos para los horribles sucesos que habrían de suceder.

Eventualmente las autoridades los capturaron y los condujeron a la presencia del emperador. Adriano les exigió que adoraran a los dioses de Roma, pero ellos se rehusaron terminantemente.



Santa Sinforosa recibió la corona del martirio cuando después de sufrir distintas torturas, se le ató una pesada piedra al cuello y se le arrojó al río Teverone, que corre próximo a Tívoli. Sus restos fueron rescatados por su hermano, quien le dio cristiana sepultura al lado de su marido San Getulio. 



Cada uno de sus hijos padeció una forma distinta de martirio. Crescente fue atravesado con una lanza por el cuello, Julián por el pecho, Nemesio por el corazón, Primitivo por el ombligo, Justino por la espalda, Estacteo por el costado y Eugenio de arriba abajo.

A los cadáveres de los jóvenes los arrojaron a una fosa común, aunque luego fueron rescatados gracias a la comunidad cristiana.

Siglos más tarde, en 752, las reliquias de Santa Sinforosa y de sus siete hijos fueron trasladadas junto con las de San Getulio a la iglesia de San Ángelo, en Roma. En 1587, las reliquias se depositaron en un sarcófago de mármol.



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