Celebra en este día la santa Iglesia la festividad
de nuestra señora llamada del Carmen o del Monte Carmelo, porque de aquel santo
monte, desde donde vio el profeta Elias aquella nubecilla maravillosa, que era
figura de la Virgen santísima, trae su nombre la religión carmelitana, a la
cual enriqueció la Reina de los cielos con la vestidura del santo Escapulario, que
desde entonces acá ha sido la librea, el escudo y prenda de salud de todos sus
fieles devotos.
Se refiere, en las crónicas que ya desde los tiempos apostólicos muchos
santos hombres se juntaron en la soledad del Carmelo para celebrar la gloria del
Señor y dar culto especial a su Madre santísima, más cuando los sectarios del falso
profeta Mahoma hicieron grande estrago en aquellas regiones, los solitarios hubieron
de ocultarse en las cavernas, donde moraron hasta que los ejércitos de las Cruzadas
pasaron a la Tierra Santa y persuadieron a aquellos devotos siervos de la Virgen
que viniesen a las tierras de Europa; y hacia la mitad del siglo XIII, vinieron
algunos de ellos en compañía de san Luis rey de Francia, quedándose unos en
cierta ermita que está a una legua de Marsella, y embarcándose otros con rumbo a
Inglaterra, a donde el Señor les guiaba.
Allí les habló y conoció por divina revelación
el admirable Simón Stock, el cual, habiendo abrazado el instituto de aquellos santísimos
religiosos carmelitas, partió a Jerusalén, visitó con los pies descalzos los santos
lugares, y se detuvo seis años en el Monte Carmelo, donde se dice que la Virgen
le sustentó milagrosamente.
Volviendo a su patria fué nombrado por voz común de todos sus hermanos,
Superior general de la orden, y entonces se le apareció la gloriosa Reina de
los cielos con majestad, acompañada de coros angélicos, y llevando en la mano un
escapulario, que entregó al santo, diciéndole con muy blandas y amorosas
palabras:
«Toma,
querido hijo, este escapulario de tu orden, como insignia de mi cofradía, y
privilegio singular para ti y tus carmelitas; es una señal de predestinación y
alianza de paz y pacto sempiterno: los que con él murieren no padecerán el fuego
eternal».
Apenas se publicó en el mundo tan provechosa devoción y tan rica prenda,
los reyes y los pueblos se vistieron a porfía del sagrado escapulario y se
alistaron en la cofradía de la Virgen del Carmen, los sumos pontífices la
aprobaron y colmaron de alabanzas e indulgencias, y la misma Reina de los
cielos la autorizó con estupendos y soberanos prodigios, librando a sus devotos
de innumerables peligros del cuerpo y del alma.
Reflexión: Es, pues, el Santo
Escapulario del Carmen la librea de los verdaderos hijos de la Virgen; es una
prenda de eterna vida, y conforme se dice en el decreto del papa Paulo V,
pueden los fieles piadosamente creer que todos los cofrades del Carmen, que
religiosamente cumplen sus obligaciones, y mueren en gracia de Dios, adornados
con el santo escapulario, si han de pasar por el purgatorio, experimentan allí
el singular patrocinio dé la Virgen santísima, especialmente el día sábado, que
a su culto tiene consagrado la Iglesia.
No
dejes pues de llevar el santo escapulario, que será para ti escudo soberano
contra los enemigos visibles e invisibles, y al armarte con él, piensa que es un
regalo que te hace la Virgen, y una prenda de eterna salvación.
Oración: ¡Oh Dios! que honraste la orden del Monte Carmelo con el título
especial de tu Madre bienaventurada la Virgen María, concédenos benigno, que,
amparados con la protección de esta soberana Señora, cuya memoria tan
solemnemente celebramos, merezcamos llegar a los eternos gozos de la gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.
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