Esta fiesta nos
coloca en el punto central de nuestra fe: la redención. Tiene
relación con la del Jueves Santo y la del Corpus. Fue instituida en 1849 por Pío IX para
conmemorar su regreso desde Gaeta a la ciudad eterna. La Santa Madre
Iglesia ha elegido maravillosamente los textos y oraciones de esta fiesta, para
recordarnos que la
Sangre derramada en el sacrificio expiatorio de la Cruz ha sido el precio del
rescate y redención de nuestras almas.
Misal Diario. — 1962.
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