—En Cesárea en Capadocia, la ordenación de san Basilio obispo, que, lleno de ciencia, dotado de profunda sabiduría, adornado de todas las virtudes, brilló maravillosamente en tiempo del emperador Valente y defendió la Iglesia, con admirable constancia contra los Arrianos y los macedonios.
—En Samaría en Palestina, san Elíseo, profeta, cuyo sepulcro hacía temblar a los demonios según refiere san Jerónimo. También descansa allí mismo el profeta Abdías.
—En Siracusa, san Marciano, obispo, quien, después de consagrado obispo
por san Pedro, fue muerto por los judíos en odio del Evangelio que predicara.
—En la diócesis de Soisons, los santos mártires Valerio y
Rufino,
quienes, habiendo padecido muchos tormentos en la persecución de Diocleciano,
fueron condenados por el presidente Ricciovaro a ser decapitados.
—En Córdoba, los santos mártires Anastasio, presbítero, Félix,
monje, y Digna, virgen.
—En Constantinopla, san Métodio, obispo.
—En Ródes, san Quinciano, obispo.
—En Nápoles, san Fortunato, obispo.
—En África, san Quintiniano, mártir.
—En Bourges, san Simplicio, obispo, encomiado en una carta de Sidonio Apolinar a san Pérpeto de Tours.
—En París, el fallecimiento de san Euspicio, presbítero, fundador de la abadía de San Memin cerca de Orleans.
—En Antigny del Gartempe en Poytou, san Civran, confesor.
—En dicho día, san Lifari, venerado como obispo en Moissac en Quercy, donde le llaman san Naufray.
—En Laodicea en Frigia, san Anteon, mártir.
—En la Pulla, san Marcos, obispo de Lucera, cuyo cuerpo es venerado en Bovina.
—En Viena, san Etero, obispo.
Sacado de AÑO CRISTIANO POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. Traducido del francés, por el P. J. F. DE ISLA, de la misma compañía. Año 1864.
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