—En Padua, san Antonio el Portugués, confesor, del orden franciscano, ilustre por su vida, milagros y predicaciones.
—En Roma en la vía de Ardea, la fiesta de santa Felícula, virgen y mártir, quien, no queriendo ni casarse con Flaco, ni sacrificar a los Ídolos, fue entregada a un juez particular, el cual, hallándola siempre constante en la confesión de Jesucristo, después de haberla te- nido en una lóbrega cárcel, matándola de hambre, la mandó atormentar en el potro hasta el último aliento; y de allí la arrojaron en una alcantarilla, de donde la sacó san Nicomedes y la enterró en el misino camino.
—En África, los santos mártires Fortunato y Luciano.
—En Biblis en Palestina, santa Aquilina, virgen y mártir, que bajo el emperador Diocleciano y el juez Volusiano, sin tener más que doce años, fue por la fe abofeteada, azotada con varas y punzada con lesnas rusientes; y en fin, traspasada de una estocada, consagró su virginidad con el martirio.
—En el Abruzo citerior, san Peregrino, obispo y mártir, ahogado en el rio Alerno por los Lombardos en odio de la fe católica.
—En Córdoba, san Fandilas, sacerdote y monje, que en la persecución de los árabes padeció el martirio de cortarle la cabeza.
—En Chipre, san Trifilo, obispo.
—En Bron, cerca de Amburnay en Brese, san Ramberto, muerto atrozmente por unos satélites de Ebroin, alcalde de casa y corte en tiempo del rey Tierri.
—En Asís, san Victorino, martirizado después de muchos a quienes había
convertido.
—En la diócesis de Gerona, san Evido, venerado como mártir.
—En Bostres en Arabia, san Antípatro, obispo.
Sacado de AÑO CRISTIANO POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. Traducido del francés, por el P. J. F. DE ISLA, de la misma compañía. Año 1864.
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