miércoles, 18 de marzo de 2020

NOVENA EN HONOR DEL Glorioso Patriarca de los Monjes de Occidente SAN BENITO. DÍA 6.





COMENZAMOS: 13 de marzo.


FINALIZAMOS: 21 de marzo (fecha de su festividad).




Aviso: Antes de la Novena es muy conveniente que las personas que deseen practicar este piadoso ejercicio determinen exactamente las gracias o favores que desean alcanzar de Dios por intercesión del Santo.



Por la señal, etc.




Acto de contrición.



   Señor mío Jesucristo, que quisiste tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mí, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Benito que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el cielo. Amén.




ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS


   Señor Dios Todopoderoso, que queréis ser glorificado en vuestros Santos, haciéndoles participantes de vuestras riquezas y de vuestro poder; Vos que habéis ensalzado a vuestro fiel siervo Benito llenándole del espíritu de todos los justos y concediéndole gran poder ante vuestro divino acatamiento para ayudar a cuantos le invocan con amor y confianza; otorgadnos, Señor, por intercesión del Glorioso Patriarca la gracia de imitar sus virtudes y de sentir los efectos de su particular devoción. Por Jesucristo Nuestro Señor que con Vos vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.





DÍA SEXTO (18 de marzo).



Consideración:
Benito padre y fundador de los monjes de Occidente.



   PRIMER PUNTO. —El principal y más glorioso título del glorioso San Benito y para el cual recibió especial favor del cielo, es el ser fundador y legislador de los monjes de Occidente. Muchos de los fieles que venían a escuchar sus enseñanzas, movidos por la fuerza de sus palabras, renunciaban al mundo y permanecían en la soledad. Viendo el varón de Dios que los cristianos fervorosos que querían abrazar la vida religiosa, aumentaba cada día, los distribuyó en varios monasterios, poniendo al frente de cada uno, un superior que como padre espiritual los gobernase, atendiendo a las necesidades espirituales y temporales de los monjes, prescribiendo que éstos a su vez le deberían respeto y obediencia. Se amaban unos a otros con amor puro y sincero, nadie buscaba sus propios intereses, pues desprendidos de todo lo terreno sólo aspiraban a lo celestial. La oración, la lectura espiritual y el trabajo de manos eran sus continuas ocupaciones. ¿Quién podrá decir la paz, quietud y alegría santa que reinaba en las casas fundadas por Benito y regidas por sus sabias amonestaciones? Así empezó esta obra nuestro Santo, obra que se ha continuado en el decurso de los siglos y hoy mismo se conserva y prospera merced a su intercesión poderosa.



   SEGUNDO PUNTO. — ¡Oh benditísimo padre! Vos sois más glorioso, que el Patriarca Abraham. ¿Quién podrá contar los hijos, espirituales que el Señor os ha concedido? ¿No fué vuestra descendencia espiritual más grata a Dios por su fidelidad que los lujos carnales del patriarca del Antiguo Testamento? ¡Oh verdadero patriarca de los monjes de Occidente! Nosotros también deseamos contarnos entre tus hijos también queremos militar bajo vuestra bandera y seguir las enseñanzas admirables de tu santísima Regla. Como aquellos hijos tuyos de Subiaco, prometemos obedecer a nuestros superiores, amar a nuestros prójimos y conservar la paz con todos. Un monasterio o casa religiosa es un modelo de lo que debiera ser una familia cristiana; no es, por tanto, muy fácil practicar aun en medio del mundo muchos de los consejos de vuestra inmortal Regla.


   Ayudadnos ¡oh padre amantísimo! a poner por obra nuestros buenos deseos, fortaleced nuestra voluntad, encaminad por el camino recto nuestro corazón y nuestras obras, para que un día merezcamos juntarnos con los coros gloriosos de vuestros hijos en el cielo.




Obsequio. — Leer algún capítulo de la santa Regla y sacar alguna resolución que pondremos en práctica durante este día.










—A esta intención, y además para alcanzar la gracia especial que se le pida en la Novena, rezaremos tres Padre nuestros y tres Ave Marías con Gloria Patri.




—Aquí se cantan los gozos, y al fin de ellos se puede decir la oración que sigue:










GOZOS AL GLORIOSO PADRE SAN BENITO





Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.



Salve ¡oh preclaro Benito,
Brillante sol del Casino
Cuyo fulgor peregrino
A la Europa iluminó;
Salve egregio patriarca
De los monjes de Occidente,
Salve estrella refulgente
De la célica mansión.


Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.


De noble estirpe nacido,
Ya de la ciencia anheloso,
A Roma vas presuroso
Como a foco del saber;
Pero Dios, que complacido
En ti sus ojos fijara,
Otro lugar te prepara
Donde vayas a aprender.


Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.


Por eso dejas familia
Y placeres seductores
Y pasajeros honores
Y a Cristo buscando vas;
Y en la gruta de Subiaco
A retirarte convida
Donde comiences la vida
Que el cielo te ha de ganar.


Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.


Mirando tu santa vida
El enemigo envidioso
Mueve sus artes mañosos
Con una vil tentación,
Pero tú, muy confiado
En los divinos favores,
Entre espinas los furores
Burlas del fiero dragón.


Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.


Marchas de aquí perseguido
¡Oh Benito! hasta Casino
Donde te reserva el destino
Una misión sin igual.
Y tú vista allí tendiendo
Ves mil bárbaras naciones
Que gimen en las prisiones
Del enemigo infernal.



Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.



Ardiendo de santo celo
Con tu código divino
Abres un nuevo camino
A numerosa legión.
Que cual rápido torrente
Se desborda, avasallando
Por doquier, y predicando
De Cristo la religión.


Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.


A su frente y con la cruz
Rindes a aquellas naciones
Que Roma con sus legiones
Nunca pudo dominar,
Y aquellas incultas gentes
Cual leones antes fieros
Vienen cual mansos corderos
Su cerviz a presentar.


Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.


Tus virtudes eminentes
Prueban milagros sin cuento,
Y no se da un elemento
Que te pueda resistir;
Mauro camina en las aguas
Cual, por suelo resistente,
Ordenas y clara fuente
Ves de una roca salir.


Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.


Rómpese á la cruz la copa
Que veneno encierra y muerte
Al niño yerto é inerte
Vida muy pronto le das.
Recobra el ciego la vista,
La salud el moribundo,
Huye a tu vista al profundo
Averno el fiero Satán.


Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.


De la muerte a los umbrales
Y al oratorio llevado,
De tus hijos circundado
No tardas en espirar;
Pero ven que tu alma pura
Por una luciente vía
Resplandeciente subía
Del alto cielo a gozar.


Estribillo. —Benito, de tus devotos
Fiel y amante protector,
Ven y lleva nuestros votos
Hasta el trono del Señor.


¡Oh padre! Padre amoroso,
Haz que tus huellas siguiendo
Y tus mandatos cumpliendo
En el valle del dolor,
Ese camino, tomemos
Que te llevó luminoso
Á ese puerto venturoso
De la gloria y del amor.



AMÉN


—Ora pro nobis Sancte Pater Benedicte.


R) Ut digni efficiamur promissionibus Christi.



OREMUS


Excita, Domine, in Ecclesia tua Spiritum, cui Beatus Benedictus Abbas servivit, ut eodem nos repleti studeamus amare quod amavit, et opere exercere quod docuit.


En castellano. —Renovad, Señor, en vuestra Iglesia el espíritu a quien sirvió el glorioso San Benito, para que, llenos de ese mismo espíritu, nos apliquemos a amar lo que él amó y a poner por obra sus enseñanzas.

Amén.





ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS



   Os saludamos con filial afecto, ¡oh gloriosísimo Padre San Benito! vaso de elección, varón angélico, obrador de grandes maravillas, cooperador de Cristo en la obra de la salvación y santificación de las almas.


   ¡Oh Patriarca de los monjes! Mirad desde el cielo la viña que planto vuestra mano. Seguid levantándola de su postración, multiplicad y santificad el número de vuestros hijos; florezca entre ellos el espíritu de vuestra Santa Regla. Proteged de un modo especial a cuantos con filial cariño se une a vuestros monjes y se ponen bajo vuestro amparo y paternal protección. 


  ¡Oh Protector de la Iglesia! Ayudad al Sumo Pontífice y a cuantos están encargados de guardar la grey de Cristo. Suscitad celosos misioneros que, como en otros tiempos lo hicieron vuestros hijos, esparzan por doquiera la semilla del Evangelio; defended asimismo las ordenes religiosa de los crueles ataques de sus enemigos.


Rogad por todos los fieles cristianos y alcanzadnos a todos ¡oh Santo Padre! Una muerte tranquila y santa como la vuestra; apartad de nosotros en aquella hora suprema las asechanzas del enemigo visitándonos con vuestra dulce presencia y no nos abandonéis hasta que, libre nuestra alma de los lazos del cuerpo, vaya a gozar en vuestra compañía de la eterna bienaventuranza. Amén.





   Fué revelado a Santa Gertrudis por el mismo San Benito que asistiría el santo a la hora de la muerte a todos los que en vida hubiesen rezado esta oración.



   Tiene, además, indulgencia plenaria concedida por el Papa Clemente XIV. Y otra concedida por S. S. León P. XIII á los que recen la misma oración durante los nueve días que preceden la fiesta de San Benito y cumplan las condiciones acostumbradas.




NOVENAS VARIAS (1883)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario