Según
una biografía muy poco fidedigna, cuyo autor, Leoncio, pretende pasar por
contemporáneo del santo y monje de San Sabas de Roma, Gregorio nació en las cercanías de Girgenti (Agrigentum), en
Sicilia, y fue educado por San Potamión, obispo del lugar.
En Palestina, a donde hizo una
peregrinación, pasó cuatro años estudiando en diversos monasterios y recibió el
diaconado en Jerusalén. Después pasó a Antioquía y a Constantinopla, donde,
según dice Nicéforo Calixto, se le consideró como
uno de los hombres más santos y sabios de la época. Finalmente, el santo fue a Roma, donde se le nombró obispo de
Girgenti.
Muy pronto, su celo por
la disciplina molestó a sus súbditos y el santo fue víctima de una infame
conspiración. En efecto, sus enemigos introdujeron en casa de San
Gregorio a una mujer de mala vida, la
“sorprendieron” ahí intencionalmente y acusaron al obispo. San Gregorio fue convocado a Roma, donde probó su inocencia y regresó
a su sede.
VIDAS DE LOS SANTOS
DE BUTLER— 1965
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