El texto del santo Evangelio dice así: «Sucedió
pues en aquellos días, que se promulgó edicto de César Augusto, ordenando que
todo el mundo se empadronase. Este fué el primer empadronamiento llevado a cabo
por Cirino, gobernador de la Siria; y todos iban a inscribirse, cada uno a la
ciudad de donde traía origen. Siendo pues José de la casa y familia de David,
subió desde Nazareth, ciudad de Galilea, a la ciudad de David, llamada
Bethlehem, que está en Judea, para empadronarse, y llevó consigo a su Esposa,
que estaba preñada. Aconteció pues, que cuando allí estaban, se cumplió para la
Virgen el tiempo del parto, y dio a luz a su primogénito Hijo, y le envolvió en
pañales y le reclinó en el pesebre, porque ya no había lugar para ellos en la
posada.
Estaban velando
en aquella comarca unos pastores que guardaban de noche el ganado, cuando de
improviso un ángel del Señor apareció junto a ellos, cercándolos con el resplandor
de una luz divina, lo cual los puso en grande espanto. Les dijo entonces el
ángel: No temáis; que vengo a daros una nueva que
ha de ser de grande gozo a todo el pueblo: y es, que hoy os ha nacido en la
ciudad de David el Salvador, que es el Cristo Señor vuestro. Y esta es la seña
que os doy: hallaréis al Infante envuelto en pañales y re - costado en el
pesebre. En
este instante apareció con el ángel un numeroso coro del ejército celestial que
alababa a Dios y decía: Gloria a Dios en las alturas y paz en la
tierra a los hombres de buena voluntad». (Luc.
II).
Reflexión: Acércate, cristiano, como aquellos sencillos pastores a
adorar en el pesebre al infante Jesús, al Mesías prometido, al Verbo de Dios
encarnado, al Rey de los reyes, al Dios de inmensa majestad y grandeza, hecho
hombre por nuestro amor, y por nuestro amor y ejemplo rodeado de todas nuestras
miserias.
Ya tenemos un hermano que es Dios.
¿Por qué piensas
que se ha hecho hombre, sino para levantar la naturaleza humana a las alturas
de su divinidad?
Y si Cristo la ha encumbrado tanto ¿por qué te empeñas en degradarla dejándote arrastrar de
las más viles pasiones?
Un rey tiene a menos el ocuparse en oficios indignos
de su elevado puesto.
¿Cómo
se atreve el hombre, hermano de Cristo desde hoy, a envilecerse hasta el punto
de hacerse esclavo de sus concupiscencias?
«Mayor
eres y para mayores cosas has nacido».
El cielo es tu
patria y tu reino.
Tu ocupación debe ser seguir las huellas de
este Dios hecho hombre por tu salud.
«Demos pues
gracias a Dios Padre, por su Hijo en el Espíritu Santo, el cual por la grande
caridad con que nos amó se compadeció de nosotros, y cuando estábamos muertos
por el pecado, nos dio la vida con Cristo, para que fuésemos en él nueva criatura
y nueva obra de sus manos. Despojémonos pues de nuestro hombre viejo y de su
antiguo proceder, y pues hemos sido regenerados en Cristo, renunciemos a las
obras de la carne. Reconoce, oh cristiano, tu dignidad; y hecho partícipe de la
divina naturaleza, no quieras volver a la antigua vileza por una conducta que
te degrada. Acuérdate de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro, y recuerda
cómo libertado de la potestad de las tinieblas, fuiste trasladado a la lumbre y
al reino de Dios». (S.
León pap. serm. X, de Nativit. Dómini).
*
Oración: Concédenos, te rogamos, omnipotente Dios, que el nuevo nacimiento de tu Hijo,
según la carne, nos libre del yugo del pecado a los que nos hallamos aún en la
antigua servidumbre. Por Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro. Amén.
FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.
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