martes, 30 de enero de 2018

SANTORAL DÍA 30 de enero.





—SAN FÉLIX I, papa y mártir. 




   Sucedió a San Dionisio en la cátedra de San Pedro, en el año 269, reinando el emperador Clandio II. Defendió la verdad católica acerca de la Santísima Trinidad y de la Encarnación contra Pablo de Samosata. Mandó construir una basílica en la vía Aurelia, y en ella parece que se le sepultó después de su muerte, ocurrida en el año 274, durante el reinado de Aureliano. La Iglesia le da el título de mártir, pero se ignoran las circunstancias de su muerte.





—SAN LESMES o Adelmo, abad en Burgo. 



   Floreció en el siglo XI, siendo hijo de un gentil hombre de la región de Poitiers, en Francia. Después de seguir la carrera de las armas, se entregó totalmente a Dios. Toscamente vestido emprendió un viaje a Roma, no por pura curiosidad, sino obedeciendo a una imperiosa necesidad de su espíritu; este viaje no fue sino una larga peregrinación de penitencia. Regresó de Roma después de dos años, y al llegar al monasterio benedictino llamado Casa de Dios, pidió al abad le recibiera como monje; fue recibido y vivió como modelo de religiosos y de penitentes. Atraída por su fama de santidad y de taumaturgo, la reina doña Constanza, esposa de Alfonso VI, rey de Castilla y de León, rogó al Santo que viniese a España. Obedeció Lesmes y se estableció en Burgos, en un hospicio que el rey había mandado levantar. Más tarde se construyó allí mismo un monasterio, del cual fue Lesmes el primer abad. Lleno de méritos se fue al cielo a gozar de la vista de Dios, hacia el año 1100. En 1480 se le dedicó la parroquia que lleva su nombre y la ciudad le venera como Santo Patrono. 



—SAN HIPÓLITO, presbítero y mártir. 





   Era un presbítero de Antioquía, que habiendo incidido en el cisma de los novacianos, por la gracia de Dios volvió al seno de la Iglesia, en la cual acabó haciendo ardiente profesión de, fe, por lo que en el mismo instante le degollaron. Vivió en el siglo III.



—Otro Hipólito, mártir en la Polla (Italia);


—Nicolás y Domingo Sarraceno, mártires, en España;


—Feliciano y Alejandro, mártires.


—Santa Jacinta Mariscotti, virgen; 




   En la ciudad de Viterbo, en el Lacio (hoy Italia), santa Jacinta Mariscotti, virgen, de la Tercera Orden Regular de San Francisco, la cual, después de perder quince años entregada a vanos deleites, abrazó con ardor la conversión y promovió confraternidades para consolar a los ancianos, fomentando el culto a la Eucaristía (1640).




—SANTA MARTINA, virgen y mártir. 



   Esta santa virgen procedía de ilustre familia romana, pues su padre había ejercicio por tres veces la dignidad consular.
   Fue educada en el santo temor de Dios y tenía hondamente arraigadas en su corazón las creencias de nuestra santa religión. Los cristianos eran entonces perseguidos, aunque con menos saña que en tiempos anteriores. Martina se vio denunciada y tuvo que presentarse ante el juez, que quería hacerle ofrecer sacrificios a los dioses; pero la joven cristiana se negó en absoluto. Fue llevada al templo de Apolo, pero éste quedó desplomado y la estatua del dios destrozada, lo mismo que la de Diana. Martina fue apaleada con gruesas y nudosas varas; sus propios verdugos se convirtieron al ver tal heroicidad y sufrieron el martirio allí mismo, siendo decapitados. La misma suerte cupo a Martina, que consiguió la palma de su triunfo en 228, imperando Alejandro Severo.





—Aldegunda, fundadora. 





   En el monasterio de Maubeuge, en Neustria (hoy Francia), santa Aldegunda, Abadesa, en tiempo del rey Dagoberto (c. 684).



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