—SANTA GÜDULA, virgen, aparece en el firmamento en la Iglesia como estrella de una brillante constelación formada por otras estrellas de santidad de su misma familia. Entre estos luceros de deslumbrante santidad figuran las Santas Renalda, Farailda, Gertrudis, Aldegunda, Aldetrudis y Amalberga; ésta era su madre. Güdula no se dejó deslumbrar por el oropel de su abolengo, sino que vivió siempre, a imitación de su madre Amalberga, como una humilde violeta, entregándose por completo a la virtud y a la santificación de su alma. Sobresalió en la virtud de la caridad. Dios la distinguió con el don de milagros. He aquí uno de ellos: Una vez, estando sola orando en su celda, se le presentó una mujer cargada y casi consumida de lepra, suplicándole que la curase; hizo oración y puso las manos sobre ella, y al punto quedó limpia y sana. Murió llena de méritos el 8 de enero del año 712. La ciudad de Bruselas se honra teniéndola por Patrona.
santos: Luciano, Maximiano y Julián, mártires.
—En Beauvais, en Francia, los santos mártires Luciano, presbítero, Maximiano y Julián. Los perseguidores hicieron primeramente morir con la espada a los dos últimos. San Luciano que había venido a las Galias con S. Dionisio, como persistiese en confesar de viva voz el nombre de Jesucristo, sin cesar de hacerlo aun después de ser cruelmente azotado, fué condenado al mismo suplicio que sus compañeros.
—Además, san Eugeniano, mártir.
—En Libia, los santos mártires Teófilo, diácono, y
Heladio, los cuales, desgarrados primeramente a azotes, después frotados con
cascos agudos de vasijas rotas, fueron en fin arrojados al fuego, donde
entregaron su alma a Dios.
san Lorenzo Justiniano |
—En Hierápolis, en Asia, san Apolinar, Obispo,
que brilló por su santidad y su doctrina bajo el reinado de Marco Antonino
Vero.
En la noche tenebrosa de los primeros siglos del cristianismo, en que los
emperadores romanos desencadenaron tormentosas persecuciones contra los
cristianos, no dejaron de brillar, en el firmamento de la Iglesia, hombres
distinguidos, varones ilustres por su sabiduría y santidad, cuyos destellos
iluminaban al mundo, para que no errara en el camino que le debía conducir a la
verdadera salvación. A estos adalides de la causa católica se los llama
apologistas. Uno de ellos fué San Apolinar, que
floreció a mediados del siglo II. Ocupó este santo la sede episcopal de Alepo,
y trabajó sin desmayos para lograr del emperador Marco Aurelio favor para los
cristianos, inicuamente perseguidos. Aunque no era cosa fácil conseguir
indulgencia del emperador, Apolinar lo consiguió en más de una ocasión, merced
a la fuerza convincente de sus razones. Se ignora la fecha de su muerte, aunque
se supone que fué el 8 de enero.
san Máximo, obispo y confesor.
—En Pavía, san Máximo, obispo y confesor.
—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración
de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.
Alabado y glorificado
sea Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la
misma Compañía.
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