viernes, 8 de enero de 2021

MARTIROLOGIO ROMANO: DÍA 8 DE ENERO.


 





SANTA GÜDULA, virgen, aparece en el firmamento en la Iglesia como estrella de una brillante constelación formada por otras estrellas de santidad de su misma familia. Entre estos luceros de deslumbrante santidad figuran las Santas Renalda, Farailda, Gertrudis, Aldegunda, Aldetrudis y Amalberga; ésta era su madre. Güdula no se dejó deslumbrar por el oropel de su abolengo, sino que vivió siempre, a imitación de su madre Amalberga, como una humilde violeta, entregándose por completo a la virtud y a la santificación de su alma. Sobresalió en la virtud de la caridad. Dios la distinguió con el don de milagros. He aquí uno de ellos: Una vez, estando sola orando en su celda, se le presentó una mujer cargada y casi consumida de lepra, suplicándole que la curase; hizo oración y puso las manos sobre ella, y al punto quedó limpia y sana. Murió llena de méritos el 8 de enero del año 712. La ciudad de Bruselas se honra teniéndola por Patrona.

 




santos: Luciano, Maximiano y Julián, mártires. 



—En Beauvais, en Francia, los santos mártires Luciano, presbítero, Maximiano y Julián. Los perseguidores hicieron primeramente morir con la espada a los dos últimos. San Luciano que había venido a las Galias con S. Dionisio, como persistiese en confesar de viva voz el nombre de Jesucristo, sin cesar de hacerlo aun después de ser cruelmente azotado, fué condenado al mismo suplicio que sus compañeros.





 

—Además, san Eugeniano, mártir.



 

—En Libia, los santos mártires Teófilo, diácono, y Heladio, los cuales, desgarrados primeramente a azotes, después frotados con cascos agudos de vasijas rotas, fueron en fin arrojados al fuego, donde entregaron su alma a Dios.





san Lorenzo Justiniano


 —En Venecia, san Lorenzo Justiniano, confesor y primer patriarca de esta ciudad, canonizado por el papa Alejandro VIII, por los excelentes dones de la ciencia del cielo, y de una sabiduría incomparable y sobrenatural con que Dios le había llenado. Se hace también mención de él el dia 5 de septiembre.

 



san Apolinar, Obispo.


—En Hierápolis, en Asia, san Apolinar, Obispo, que brilló por su santidad y su doctrina bajo el reinado de Marco Antonino Vero.

En la noche tenebrosa de los primeros siglos del cristianismo, en que los emperadores romanos desencadenaron tormentosas persecuciones contra los cristianos, no dejaron de brillar, en el firmamento de la Iglesia, hombres distinguidos, varones ilustres por su sabiduría y santidad, cuyos destellos iluminaban al mundo, para que no errara en el camino que le debía conducir a la verdadera salvación. A estos adalides de la causa católica se los llama apologistas. Uno de ellos fué San Apolinar, que floreció a mediados del siglo II. Ocupó este santo la sede episcopal de Alepo, y trabajó sin desmayos para lograr del emperador Marco Aurelio favor para los cristianos, inicuamente perseguidos. Aunque no era cosa fácil conseguir indulgencia del emperador, Apolinar lo consiguió en más de una ocasión, merced a la fuerza convincente de sus razones. Se ignora la fecha de su muerte, aunque se supone que fué el 8 de enero.




 

san Severino, obispo.

 —En Nápoles, san Severino, obispo, hermano de san Victorino mártir: después de haber obrado muchos milagros, murió en paz, lleno de virtudes y de méritos.

 



san Máximo, obispo y confesor.

—En Pavía, san Máximo, obispo y confesor.




san Paciente, obispo.


 —En Metz, san Paciente, obispo.




san Severino, abad.


 —En Alemania, hacia los confines de la Baviera, de la Carintia y del Austria, san Severino, abad, que predicó el Evangelio a los pueblos de esta comarca, conocida otro tiempo con el nombre de Nórica, y fue llamado su apóstol. Su cuerpo milagrosamente llevado a Luculano, cerca de Nápoles, fué de allí trasladado al monasterio que lleva su nombre.

 

 


—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.

 

 

   Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

 

 

 

 

AÑO CRISTIANO

POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario