1495 – 1550
Festividad: 8 de marzo.
Fundador de la
Orden Hospitalaria.
Nacionalidad: portuguesa.
Fecha de
beatificación: 21 de septiembre de 1630 por Urbano VIII.
Patrón: alcohólicos, alcoholismo, enfermos, encuadernadores,
libreros, agonizantes, bomberos, enfermos de corazón, hospitales, personal
hospitalario, enfermeras, impresores, editores, etc.
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS.
Me
dirijo a ti, San Juan de Dios, Padre de los pobres y enfermos, que compartiste
los sufrimientos de los demás, y ahora estás junto al Divino Samaritano para
ser nuestro intercesor ante la salud y la enfermedad. Te pido que tu recuerdo
nos acompañe siempre, que pongamos a Dios en el centro de nuestra vida, y que
demos sentido a la misma desde el amor hecho servicio. Cuento contigo, San Juan
de Dios, que sepa imitarte. Amén.
—Rezar a continuación la oración del día que corresponda.
DÍA PRIMERO
Fe de San Juan de Dios, por Cristo con
la Iglesia. Para ti, San Juan, el
Dios “que te
hizo y te crio” fue desde tu conversión el centro de tu existencia: “viendo a Dios
todos los días” y “siendo fuerte
y constante en su servicio”. Ese “Dios, preferido a todas las cosas del mundo”,
era el encarnado en Cristo “al que deseabas servir y agradar”.
Así reafirmabas tu fe en Dios, por
Cristo, con la Iglesia: “aceptando todo lo que tenía y creía la Santa Madre
Iglesia; de ahí no salías y echaba tu sello y cerrabas con tu llave”.
Esa era tu fe, San Juan de Dios, hecha
vida. Concédeme que yo la comprenda y la viva como tú. Amén.
—Rezar un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA SEGUNDO
Esperanza de San
Juan de Dios hecha confianza. Tú,
San Juan de Dios, expresas tu esperanza: “vuestro menor hermano Juan de Dios, si Dios quisiere,
muriendo más empero callando y en Dios esperando”.
Para ti, Dios es el Señor, nuestro
destino: “Yo
espero en Dios que algún día será descanso para nuestras almas”.
Tu esperanza era confianza
existencial y salvífica, y desconfianza de nosotros: “no confiar en sí mismo, sino en solo
Jesucristo, pues Él sabe mi corazón, y nos dará la vida eterna”.
Desde tu esperanza y fe, San Juan de Dios,
ayúdame a ver a Dios como Padre y a fiarme de su amor. Amén.
—Rezar un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA TERCERO
Caridad misericordiosa de San Juan
de Dios. Tú, San Juan de Dios, escribiste: “tened siempre caridad, que donde no hay caridad, no hay
Dios, aunque Dios en todo lugar está”.
Esta caridad será misericordiosa, “si mirásemos
cuán grande es la misericordia de Dios, nunca dejaríamos de hacer el bien
mientras pudiésemos”. Caridad
expresada en Amor Misericordioso.
Tu espiritualidad hace referencia
a los necesitados como representación del Cristo sufriente, una nueva presencia
en el que sufre.
¡Cuánto misterio y que grande fe! San Juan
de Dios, házmelo aceptar, aunque no lo comprenda. Amén.
—Rezar un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA CUARTO
San Juan de Dios y la salvación. Tu San Juan de Dios, “deseabas la salvación de todos como la tuya misma. Amen
Jesús”. Esta salvación es don, “Jesucristo os guarde y salve”, y
responsabilidad del hombre: “el buen vivir es la llave del que salvarse sabe”.
Para ti, “esta vida es una continua guerra con el
mundo, y el demonio, y la carne”, y “cual nos hallare el Señor tal nos juzgará,
bueno será enmendarnos con tiempo”.
Ayúdame, San Juan de Dios, a dar sentido a
mi vida. Amén.
—Rezar un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA QUINTO
San Juan de Dios, pobre pero confiado. ¿Qué matemáticas eran las tuyas, San Juan de Dios? “Estoy con
mucha necesidad, empeñado y cautivo por solo Jesucristo. Son muchos los pobres,
y como no los puedo socorrer, estoy muy triste”.
Pero añades: “Confió en solo Jesucristo que me
desempeñara; todo lo mantiene y provee Dios cada día. Dar acá, dar allá, todo
es ganar”.
Que yo, San Juan de Dios, aprenda tu
sensibilidad, tu criterio transcendente, y sepa imitarte. Amén.
—Rezar un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA SEXTO
San Juan de
Dios, limosnero de Dios. Tu pregón cada
tarde, Juan de Dios, era: “Haceos bien a vosotros mismos, dando limosna a los
pobres”. Para ti la limosna
enriquece al que da y al que recibe.
“La limosna esta delante de Jesucristo
rogando por vos, y los ángeles la tienen asentada en el libro de la vida. El
anillo está bien empleado, que dos pobres llagados hice vestir”.
“¡Quién no da de lo que tiene a este
bendito mercader pues hace tan buena mercancía!”.
Ábreme, San Juan de Dios, la mente, el
corazón, y la mano. Amén.
—Rezar un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA SÉPTIMO
San Juan de Dios,
esclavo de Jesús y María. Jesús y María
centraban, San Juan de Dios, tu ser: “En nombre de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra
Señora la Virgen María, el menor esclavo de los esclavos”.
En tu vivir “deseabas siempre servirles y agradarles;
todo sea para su servicio”.
Como ideal, “querías tomar ejemplo de la Virgen María,
la cual tejía y trabajaba todo el día, y de noche y parte del día oraba en su
retiro”.
Que yo sepa, San Juan de Dios, cobijarme en
Jesús y María y sean mi ideal de cristiano. Amén.
—Rezar un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA OCTAVO
San Juan de
Dios, fundador por los pobres. Para ti, Juan de
Dios, pobres eran los maltratados, abandonados, enfermos, incurables, llagados
que “al
verlos te quebraron el corazón”.
Escribiste: “desvelarse en curarles, hacerles bien y
caridad, sustentarles, vestir y curar”.
De tu ejemplo nacen tus Hermanos
Hospitalarios y surge tu obra de caridad; y ya son cuatro siglos y medio que
sigues entre los pobres por medio de tantos que directa o indirectamente
continúan tu misión.
Que tu ejemplo no se desvirtué, San Juan de
Dios, y los pobres cuenten a su lado con unas manos y un corazón. Amén.
—Rezar un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA NOVENO
San Juan de Dios, Patrón por su
Hospitalidad. Desde tu ejemplo San Juan de Dios, fuiste proclamado Patrón de
Enfermos, Hospitales, Enfermeros y Asociaciones Sanitarias por León XIII y Pío
XIX; en España también del Cuerpo de Bomberos.
Sé de todos ellos su intercesor, para que
los pobres y enfermos estén sobre otros intereses sociales, económicos y
políticos, los hospitales sean en verdad santuarios de salud y humanización y
los sanatorios actúen con responsabilidad y ética, con profesionalidad y técnica,
con servicialidad, respeto y defensa de la vida.
—Rezar un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
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