Como la primitiva Iglesia de Jesucristo fué tan
perseguida de los tiranos, que apenas podían los fieles alzar cabeza, y salir
al público y profesar seguramente su religión, érales necesario celebrar el
santo sacrificio de la misa en casas particulares, o en cementerios de los
mártires, o en cuevas debajo de la tierra.
Y aunque tuvieron iglesias, eran
muy pocas: y los emperadores, enemigos de Jesucristo, en sus edictos, y el
pueblo pagano con su furor, se las quemaban, asolaban y destruían; hasta que,
queriendo el Señor dar paz a su Iglesia, convirtió milagrosamente al emperador
Constantino: el cual quedó tan trocado en el
corazón, que en agradecimiento de tan gran merced, como Dios le había hecho, no
solamente dio licencia para que se le edificasen templos por todos sus
dominios, en los cuales Cristo fuese glorificado, sino que él mismo en su
imperial palacio laterano, que era magnificentísimo, mandó labrar un templo
suntuoso a nuestro Salvador, templo que también se llama San Juan de Letrán,
por las dos capillas que se erigieron en el bautisterio; una de san Juan Bautista, y otra de san Juan Evangelista.
BAPTISTERIO DE SAN JUAN DE LETRÁN |
Este templo enriqueció el emperador,
de grandes dones y vasos de imperial magnificencia; y en una pared riquísimos de
oro y plata, lo adornó con una imagen que representaba al Salvador.
Consagró
esta iglesia el papa Silvestre: y fue la primera que se consagró entre
cristianos.
En ella
puso el altar en que el apóstol san Pedro decía misa, que era de madera, en
forma de un arca hueca; y mandó que solos los romanos pontífices celebrasen
misa en él; y que los demás la dijesen sobre altar de piedra, y consagrada.
Finalmente, en
memoria de este tan grande beneficio del Señor, ordenó que todos los años se
celebrase la dedicación de este templo.
La ceremonia anual de la
consagración del templo era observada religiosamente por el pueblo de Dios en
la ley antigua; y no menos lo ha sido por los cristianos, en la nueva ley.
EL INTERIOR DE LA BASÍLICA |
Y es muy conveniente que la dedicación del templo del Salvador, se celebre en toda la universal Iglesia; porque, como dice san Pedro Damián: «La iglesia de san Juan de Letrán, así como tiene nombre del Salvador, que es cabeza de todos los escogidos, así es madre, cabeza y corona de todas las iglesias que hay en el mundo: es la cumbre de toda la religión cristiana, y en cierta manera, Iglesia de las iglesias y santa sanctorum.»
*
Reflexión: Algunos, dice san Juan Crisóstomo, se excusan fríamente de venir a la iglesia, diciendo que
también pueden orar en su casa; pero se engañan y están en grande error; porque,
aunque es verdad que al hombre le es lícito orar en su casa, pero no es posible
que ore tan bien en ella, como en la iglesia, donde están otros que le
afervorizan con su ejemplo, y le ayudan con sus oraciones a alcanzar la gracia
divina: donde están presentes los ángeles, y el mismo rey de los ángeles en el
santo Sacramento: y la misma consagración o bendición de la iglesia, que nos
convida a orar, y da fuerza a nuestra oración para que suba al cielo.
*
Oración: Oh Dios, que cada año nos renuevas el día de la consagración de este tu templo, y
nos conservas para asistir a estos sagrados misterios; oye benigno las oraciones
de tu pueblo, y concede a todos los que entran en este templo, los beneficios
que te pide. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.
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