Fue el venerable pontífice
san Marcos natural de Roma, e hijo de Prisco, patricio romano: y como
resplandeciese con la luz de su doctrina y ejemplos en la Iglesia del Señor, y
en aquellos tiempos de persecuciones y martirios,
se mostrase digno siervo de Cristo, y sacerdote celoso de su rebaña, habiendo
fallecido el papa san Silvestre, de tan gloriosa memoria, todos pusieron los
ojos en san Marcos, y le eligieron en su lugar para ocupar la silla de san
Pedro.
Gobernó este santo pontífice la Iglesia de Jesucristo en la paz de que
gozó con el favor del emperador Constantino, y aunque vivió poco tiempo, hizo
muchas cosas de grande utilidad y edificación para toda la cristiandad, y
señaladamente para Roma, resistiendo con invencible entereza a los herejes
arríanos que se iban multiplicando, y decía que podían causar mayor estrago en
la Iglesia que las persecuciones sangrientas de los tiranos. En la única
ordenación que hizo, consagró veintisiete obispos, y
veinticinco sacerdotes, que dilataron mucho por diversas regiones de la tierra
el reino de Dios, y ganaron a Cristo innumerables almas; edificó dos nuevas
basílicas, una en la vía Ardeatina a tres millas de Roma, y otra (que lleva su
nombre) dentro de la misma ciudad y cerca del Capitolio; y las dotó de muchas
posesiones y las adornó con vasos de oro y plata.
Concedió al obispo de Ostia la honra de
usar de palio, por el antiguo privilegio que tiene de consagrar al sumo
pontífice, y ordenó todas las cosas que eran menester así para el decoro del
divino servicio, como para librar a los fieles del contagio de los herejes, y
conservar la fe católica tan pura e inmaculada como la habían enseñado los
santos apóstoles y los romanos pontífices que le habían precedido. Finalmente,
después de haber gobernado santísimamente la iglesia de Dios por espacio de dos
años y ocho meses, como vivo retrato de humildad, sobriedad, caridad y celo
apostólico de su antecesor san Silvestre, al 7 de octubre pasó de esta vida
para ser compañero de su gloria y eterna recompensa. Su
sagrado cuerpo fue sepultado honoríficamente en el cementerio de Balbina y en
la misma iglesia que en la vía Ardeatina él había edificado.
Reflexión: Difícilmente se hallará otro santo, que en tan breve espacio
de vida haya llevado a cabo tantas obras del divino servicio como san Marcos.
¡Tanto puede
el celo ardiente de la gloria de Dios y salvación de las almas! Todos los cristianos, no ya sólo los religiosos y sacerdote,
somos cooperadores de Cristo en la grande obra de la regeneración del mundo.
Debe, por lo tanto, cada cual, según sus fuerzas y talentos, emplearse en
ayudar a sus hermanos a conseguir su eterna salvación. El oficio de apóstol es
más fácil de lo que comúnmente se cree: un buen ejemplo, un consejo dado con
oportunidad, a veces una sola palabra, son bastantes para evitar pecados y
hacer abrazar la virtud aun a personas que estaban muy lejos de ella.
¡Cuántos seglares
se verán en el cielo rodeados de innumerables almas que ayudaron a salvar con
sus ejemplos y exhortaciones! Y ¡cómo nos sufrirá a nosotros el corazón ver que tantos se
condenen, a cuya salvación podríamos tan fácilmente cooperar!
Oración:
Dígnate,
Señor, escuchar nuestras preces, y aplacado por la intercesión de tu
bienaventurado confesor y pontífice Marcos, concédenos el perdón de nuestras
culpas y la santa tranquilidad de nuestras conciencias. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
FLOS SANCTORUM
DE LA FAMILIA CRISTIANA
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