jueves, 24 de julio de 2025

BEATO ANTONIO TORRIANI DE LA TORRRE, Médico y Sacerdote Agustino — 24 de julio.

 



Nació en Milán (Italia) hacia el año 1424 de la noble familia de los Torriani o Della Torre. Después de haber estudiado medicina en la universidad de Pavía, ejerció como médico en Milán.

Sostenía que la enfermedad era producto del pecado, porque, así como el pecado original era el origen de la enfermedad del hombre, así los pecados actuales contribuían a las enfermedades. Por esto, antes de iniciar una cura, al paciente le obligaba para que hiciera una confesión general con el fin de que paciente estuviera en estado de gracia y por tanto de serenidad, condición indispensable para obtener buenos efectos terapéuticos.

 

Para poder ejercitar mejor su medicina se hizo presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, en el convento de San Marcos, dedicándose a curar a los pobres.

Temiendo que la estima y admiración de que le iban rodeando pudieran dañar a su espíritu, con el permiso de los superiores se retiró al convento de San Nicolás de Foligno, donde tuvo una visión de la Virgen María, de la que era devotísimo. Desde allí poco más tarde visitó la santa casa de Loreto. De la ciudad umbra de Spoleto, hacia el 1454, pasó a Roma, y después de visitar las tumbas de los Apóstoles partió en pía peregrinación a Santiago de Compostela. Estos desplazamientos contribuyeron a difundir su fama de santidad, sobre todo por la caridad hacia los enfermos y achacosos, a cuyo servicio ponía con generosidad sus conocimientos médicos.

 


Famoso no sólo por los milagros que obraba sino también por su predicación ardiente y eficaz, en 1474 fue enviado a LAquila para aplacar las discordias que laceraban la ciudad. Fue precisamente allí donde se manifestaron mayormente sus virtudes: heroica penitencia, caridad con los apestados, humildad y celo incansable, oración asidua y observancia rigurosa de la regla.

 

Durante dieciocho años dirigió como maestro de espíritu el monasterio de las agustinas de Santa Lucía de LAquila, consiguiendo hacer florecer una ejemplar observancia regular. Fundó también las manteladas o beatas de San Agustín, con sede en la iglesia homónima, siempre en LAquila, piadosa y benemérita asociación que perduraría hasta el 1809.

 


Disfrutó del don de profecía y de los éxtasis. Al morir el 24 de julio de 1494, fue sepultado en la iglesia de S. Agustín, de donde en 1808 pasó a la de Collemaggio, y en 1838 a la de S. Bernardo. Muy pronto gozó de gran veneración, y su fiesta, celebrada en el aniversario del fallecimiento, contó con misa, himnos y antífonas propias. Su culto fue confirmado el 1 de julio de 1759 por S.S. Clemente XIII, y en 1770 fue dado como protector a la nueva provincia agustiniana L’ Aquila.

 

Desde 1987 el cuerpo del Beato, venerado junto al de la Beata Cristina, se encuentra en la iglesia del monasterio de las agustinas de San Amico de LAquila.


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