jueves, 30 de enero de 2025

SANTA MARTINA, virgen y mártir. (+ 228)— 30 de enero.

 




   Nació esta nobilísima virgen en la ciudad de Roma: su padre había sido elevado tres veces a la dignidad de cónsul.

   Informada desde su niñez en las sagradas letras y en las costumbres cristianas, en el imperio de Alejandro Severo fue delatada ante los magistrados; los cuales le preguntaron por qué siendo doncella romana había de reconocer por Dios a un judío condenado por sus crímenes a muerte de cruz y no había de ofrecer incienso al grande Apolo.



   Respondió ella: Llevadme al templo de Apolo y veréis cómo en nombre de Jesús reduzco a polvo ese demonio que tanto veneráis.






   La condujeron, pues, al templo de aquel ídolo, y apenas lo divisó, alzó los ojos y las manos al cielo diciendo: Jesucristo, Señor mío, muestra que eres omnipotente Dios a la vista de este pueblo ciego.


   Y diciendo estas palabras, se sintió un espantoso terremoto que llenó a todos de horror, se desplomó una parte del templo y cayó hecha pedazos la estatua de Apolo.


   Pero los ministros del emperador, así como el populacho gentil, atribuyeron el suceso a una poderosa fuerza mágica de la cristiana virgen y la condenaron a los más atroces suplicios.





   La azotaron primero con palos nudosos, rasgaron su rostro con uñas de hierro; y entonces fue cuando la vieron cercada de un resplandor celestial que desarmó a los mismos verdugos, los cuales, echándose a sus pies, confesaron en alta voz que también eran cristianos.





   El fiero presidente ordenó que allí mismo les cortasen la cabeza, y arrastraron a la santa virgen al templo de Diana: más lo mismo fue entrar en el templo, que salir de él con espantoso ruido el espíritu infernal que residía en la estatua de la diosa y caerse ésta reducida a polvo.


   Mandó el juez traer la cabeza de santa Martina, diciendo que tenía en ella sus encantamientos; y habiendo sido conducida después al anfiteatro, le soltaron un león muy grande, para que la despedazase y la devorase: pero viéndola el terrible león, comenzó a bramar, sin querer arrojarse sobre la santa virgen, antes llegándose a ella, se echó a sus pies y comenzó a besárselos y lamérselos blandamente, sin hacerle ningún daño.



  

 Entonces levantó su voz santa Martina, y dijo: ¡Maravillosas son, oh Señor, tus obras!


   Y a los presentes añadió: ¿No veis cómo los ángeles de Dios refrenan la crueldad de las fieras?


   Viendo el presidente semejante prodigio, mandó tornar al león a la jaula; y cuando iba a ella, arrebató a Limeneo, pariente del emperador, y lo despedazó.





   Probó todavía el bárbaro tirano otros suplicios, atormentando a la santa Virgen con el hierro y con el fuego; hasta que, rugiendo de coraje, al ver que de todos salía victoriosa, mandó sacarla fuera de la ciudad, y cortarle la cabeza.



   Reflexión: El martirio de santa Martina está lleno de espantosos prodigios.

   Milagro fue el sufrir una doncella noble y delicada tan horrendos suplicios, milagro el arruinar el templo de los falsos dioses y hacer pedazos las estatuas de Apolo y de Diana, milagro el resplandecer con soberana luz en el rigor de los tormentos, milagro el convertirse los sayones de verdugo de la santa en compañeros de su martirio.





   Así glorificaba el Señor el martirio de los santos.


   No es maravilla, pues, que la sangre de los mártires fuese semilla de nuevos cristianos; lo que debe espantarnos es que haya tantos cristianos ahora que se deshonren de profesar la fe sellada con tanta sangre y con tantos prodigios.





   Oración: Oh Dios, que entre las maravillas de tu poder hiciste victorioso aun al sexo frágil en los tormentos del martirio, concédenos benignamente la gracia da que, honrando el nacimiento para el cielo, de la bienaventurada Martina, tu virgen y mártir, nos sirvan de guía sus ejemplos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.

miércoles, 29 de enero de 2025

SAN FRANCISCO de SALES, obispo, confesor y doctor. (+ 1622) — 29 de enero.

 



   San Francisco de Sales nació en el castillo de Sales en el ducado de Saboya. Siendo niño, repartía a los pobres lo que le daba para su entretenimiento la condesa, su madre; y llegado a la edad competente, aprendió las letras humanas y divinas en el colegio que tenían en París los Padres Jesuitas, y tuvo por maestro de teología al sapientísimo Padre Maldonado, y por maestro de las lenguas hebrea y griega al famoso Genebrardo.

   Comulgaba cada ocho días, ceñíase el cilicio tres días a la semana; y siendo prefecto de la Congregación de María Santísima, hizo voto de perpetua virginidad. De París pasó a la universidad de Padua para estudiar Jurisprudencia, y escogió por confesor al insigne Padre Posevino de la Compañía de Jesús. Allí fue donde algunos malignos escolares le llevaron a la casa de una dama ruin, de cuya tentación hubo de librarse el castísimo mancebo tirándole a la cara un tizón que halló a mano.

   Habiéndose ordenado de sacerdote, le confiaron el ministerio de la palabra, y en su primer sermón convirtió trescientos pecadores. Andaba de aldea en aldea y de choza en choza, padeciendo fríos, lluvias, hielos, insultos y persecuciones de muerte por ganar almas a Cristo. 



   Siempre iba entre lobos aquel cordero mansísimo, pero con su caridad mudó los lobos en corderos. Cuando entró en Tonón no había más que siete católicos en toda la ciudad; y poco después pasaban ya de seis mil: y no paró hasta reducir a la verdadera fe los protestantes de Ger, de Ternier, de Gaíllac y del Chablais. El mismo heresiarca Teodoro Beza se convenció y lloró; aunque por haber diferido su conversión, murió apóstata en Ginebra.  




   El rey de Francia Enrique IV ofreció al santo el obispado de París, y el capelo cardenalicio; mas rehusó él estas dignidades: y si admitió la mitra de Ginebra, fue porque el sumo Pontífice se lo mandó con riguroso precepto. 


   Visitó a pie todas las parroquias poniéndose mil veces en peligro de muerte, predicó muchas Cuaresmas, fue como el oráculo de su tiempo, y escribió muchos libros de piedad y entre ellos la “introducción a la vida devota”, del cual se dice, que son más las almas que ha convertido que las letras que tiene; y el “Tratado del amor de Dios”, suficiente para encender en el amor divino los corazones más fríos y helados. 





   Fundó además la Orden de, la Visitación, inspirando a sus religiosas un espíritu de suavidad y caridad de Cristo, que jamás ha padecido menoscabo. 





   Finalmente, después de increíbles trabajos y méritos, a la edad de 56 años, murió el santo en el humilde aposento del hortelano de la Visitación. Su corazón precioso y conforme al de Cristo se conserva, en una urna de oro que mandó labrar el rey Luis XIII por haber recobrado la salud en el mismo instante que se le mostró aquella sagrada reliquia.


*


   Reflexión: La mansedumbre, hija de la caridad de Cristo, fue la virtud en que más se señaló el suavísimo y apostólico varón san Francisco de Sales; porque el Señor se propuso como ejemplar de ella, diciendo: Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón. (MAT. XI.).

   Imitémosle también nosotros, recordando que así como el desabrimiento, la altanería y la cólera suelen ser pruebas de una conciencia lastimada; así a la dulzura, la humildad y suavidad siempre han sido el propio carácter de la santidad verdadera.



   Oración: ¡Oh Dios! que ordenaste que el bienaventurado Francisco, tu confesor y pontífice, se hiciese todo para todos por la salud de las almas, concédenos benignamente, que llenos de la dulzura de tu caridad, por los consejos y méritos de este gran santo, consigamos los eternos gozos de la gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



FLOS SANCTORVM


DE LA FAMILIA CRISTIANA

MARTIROLOGIO ROMANO: DÍA 29 DE ENERO.

 





En León de Francia, san Francisco de Sales, obispo de Ginebra, y confesor, del cual se hace memoria el día veinte y ocho de diciembre; pero su fiesta se celebra principalmente en este día, por causa de la Traslación de su cuerpo. 





—En Roma, sobre la vía de Nomento, los santos mártires Papías y Mauro, soldados, los cuales no bien hubieron confesado a Jesucristo, en tiempo del emperador Diocleciano, les rompieron las mandíbulas con guijarros, por orden de Laodicio, prefecto de la ciudad: en tal estado les hizo encerrar en un calabozo, después molerlos a palos, y en fin destrozarlos con látigos con bolas de plomo a las puntas, hasta que espirasen. 




—En Perusa, san Constancio, obispo y mártir, el cual recibió con sus compañeros la corona del martirio, en defensa de la fe, bajo el emperador Marco Aurelio.
  




—En Edesa, en Siria, san Sarbelio y santa Bárbea, hermanos, quienes habiendo sido bautizados por el bienaventurado obispo Barsimeo, obtuvieron la palma del martirio durante la persecución de Trajano, bajo el presidente Lisias. 







—En la comarca de Troyes, san Sabiniano, mártir, decapitado por la fe de Jesucristo por orden del emperador Aureliano. 




—En Milán, san Aquilino, presbítero, a quien atravesaron los arríanos la garganta de una estocada, y así recibió la corona del martirio.






—En Tréveris, el fallecimiento de san Valerio, obispo, discípulo del apóstol san Pedro. 



—En Bourges, san Sulpicio Severo, obispo, ilustre por sus virtudes y erudición.





—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes. 



   Alabado y glorificado sea Dios eternamente.





AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

domingo, 19 de enero de 2025

MARTIROLOGIO ROMANO: 19 DE ENERO.

 




—La fiesta de san Canuto, rey y mártir, quién recibió la corona de gloria el dia 7 de este mes. 




—En Roma, sobre la vía Cornelia, los santos mártires Maris, Marta su mujer, y sus hijos Audifax y Abacum, nobles persas, que, habiendo venido a esta ciudad por devoción, en tiempo del emperador Claudio, sufrieron el tormento de palos, el caballete, el fuego, las uñas de hierro; en fin, habiéndoseles cortado las manos, cumplieron su martirio; Marta fué anegada; los demás fueron decapitados y sus cuerpos quemados.




—En Esmirna, san Germánico, martirizado durante la persecución de Marco-Antonino y Cómodo; era un joven en la flor de la edad; habiendo sobrepujado con el auxilio de la gracia el temor que podía causarle la debilidad de la carne, atacó atrevidamente a la bestia que según la sentencia del juez debia devorarle: en esta lucha recibió tantas dentelladas y mordeduras, que mereció ser incorporado al verdadero pan, Jesucristo, por quien sufrió la muerte. 




—En África, los santos mártires Pablo, Geroncio, Genaro, Saturnino, Suceso, Julio, Cato, Pia y Germana.






—En Espoleto, san Ponciano, el cual fué azotado cruelmente por orden del juez Fabiano, en tiempo del emperador Antonino, y se le obligó a marchar sobre carbones hechos ascuas; lo que hizo sin sentir ningún daño. Habiendo sido atado al caballete con ganchos de hierro, fué en este estado arrojado en una prisión, dónde tuvo la dicha de ser fortalecido con visitas de los ángeles: en fin, después de haber sido expuesto a unos leones furiosos, y rociado con plomo derretido, finalmente le degollaron. 




—En Lodi, san Basiano, obispo y confesor, quien juntamente con san Ambrosio combatió valerosamente contra los herejes.





—En Vorcester, en Inglaterra, san Vulstano, obispo y confesor, ilustre por sus virtudes y milagros, y puesto en el número de los santos por el papa Inocencio III.




—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.


   Alabado y glorificado sea Dios eternamente.





AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).