martes, 3 de diciembre de 2024

SAN FRANCISCO JAVIER, confesor. (+ 1552)— 3 de diciembre.

 



   San Francisco Javier, ornamento de la Compañía de Jesús, gloria de su nación, taumaturgo de estos últimos siglos, apóstol de las Indias y del Japón, admiración de todas las naciones, era navarro y descendía de los reyes de Navarra.

   Le escogió el Señor para resucitar en el siglo XVI, que fue el de las herejías, todos los prodigios y gracias de los apóstoles. Inclinado a las letras y al estudio de la sabiduría, pasó a la universidad de París, donde graduado de maestro en artes, enseñó filosofía en aquella universidad, con grande aprobación y aplauso de sus discípulos.

   Fue compañero del beato Pedro Fabro, y los dos lo fueron de san Ignacio de Loyola en la fundación de la Compañía de Jesús. Con deseo de visitar los santos Lugares, pasó a Venecia: y frustrado el viaje a Jerusalén, recorrió varias ciudades de Italia predicando y dando ejemplos de heroica humildad y mortificación. 




   Fue designado para anunciar el Evangelio a las tierras de la India descubiertas por los portugueses, y pasó allá con el título y autoridad de Nuncio apostólico, que le dio Paulo III. Llegado a Goa después de una larga y penosísima navegación, se dio del todo al trabajo apostólico, recorriendo a pie, y a veces descalzo, aquellas vastísimas regiones, y navegando a todas las islas de la Oceanía en que residían portugueses. 




   Cuando entre los oyentes los había de varias lenguas, cada uno oía a Javier como si le hablase en la suya natural: y sucedió algunas veces que haciéndole muchos a la vez preguntas sobre la doctrina, o por no entenderla bien o por dudar de ella, Javier con una sola respuesta satisfacía a todas las preguntas. 



   Lo que daba especial eficacia a su predicación eran los numerosos milagros que hacía, sanando enfermos, librando de peligros, calmando los mares embravecidos y los vientos tempestuosos, haciendo retroceder ejércitos enteros de bárbaros enemigos, descubriendo lo más oculto de los corazones, anunciando lo que estaba por venir, resucitando muertos, y acompañando todas estas maravillas con la no menor de sus apostólicas virtudes, el celo, la paciencia, la mansedumbre, la humildad, la misericordia con los desgraciados, el respeto a los superiores, la caridad con los iguales, la afabilidad con los inferiores.

   Tuvo noticia del Japón recientemente descubierto por los portugueses, y al momento voló allá, exponiéndose a mil peligros: y con los ejemplos de sus virtudes y las maravillas que hemos dicho, plantó la fe en aquellos reinos, cuyos moradores la abrazaron con tal fervor, que semejaban los primeros cristianos convertidos por la predicación de los apóstoles. 




   Establecidas aquellas cristiandades y dejados en ellas ministros que las cultivasen, volvió él a Malaca, donde supo que se había descubierto la China; y se dirigió allá a predicar a Cristo. Llegado a Sancián, isla cercana al continente chino, alegre con la vista de la tierra y con la esperanza de nuevos triunfos, se dio el Señor por satisfecho de sus trabajos y lo llamó al descanso eterno.


   Reflexión: El recuerdo de Javier trae a la memoria millones de almas convertidas por su celo. ¡Oh! ¡Cuánto amó y estimó el Hijo de Dios las almas! ¡La caridad nos habría de estar siempre solicitando y compeliendo a trabajar por salvarlas! Que no se puede sufrir que muera Dios por un alma y que la veamos irse a perder y a caerse en el infierno y que la podamos ayudar y no lo hagamos: esto no lo puede sufrir la caridad.


   Oración: Oh Dios, que por la predicación y milagros de san Francisco Javier, te dignaste agregar a tu Iglesia los pueblos de las Indias; concédenos benigno, ya que veneramos los gloriosos merecimientos de sus virtudes, que también imitemos sus ejemplos. Por Cristo, nuestro Señor. Amén. 


                                      


FLOS SANCTORVM


DE LA FAMILIA CRISTIANA.

        

lunes, 2 de diciembre de 2024

PROPIO DEL TIEMPO PRIMERA PARTE DEL AÑO LITÚRGICO.

 



El ciclo de Navidad

(El misterio de la Encarnación).


TIEMPO DE ADVIENTOdesde el primer domingo de Adviento hasta el 24 de diciembre).


   Los textos litúrgicos usados durante las cuatros semanas del Tiempo de Adviento nos recuerda a los fieles  la “ausencia de Cristo”. Además, las Colectas del Adviento no terminan con la formula “Por Nuestro Señor Jesucristo”, como lo hacen durante el resto del año. Con espíritu de penitencia y oración aguardamos al Mediador, al Dios hecho hombre, preparándonos para su venida en carne mortal, y también para su segundo advenimiento como nuestro juez. Las Misas del Tiempo de Adviento nos presentan un espíritu de preparación  y arrepentimiento que se mezclan con la alegría y la esperanza; por esto, aunque los ornamentos tengan el morado penitencial y se omita el Gloria, se mantiene el alegre Aleluya. Las lecturas tomadas del Antiguo Testamento que podemos leer en el Introito, el Gradual, el Ofertorio y en la Comunión de las Misas están tomadas en su mayor parte de las profecías de Isaías y de los Salmos, y son una expresión elocuente del deseo de todas las naciones por la llegada del Redentor.

   A todos nos impresiona el llamado urgente y repetido por la venida del Mesías: “Ven ya, no tardes”. Las epístolas de San Pablo nos urgen a disponernos como se debe para su llegada. Los Evangelios nos describen los terrores del Juicio Final, profetizando el segundo advenimiento, y para decirlo con palabras de San Juan Bautista, “para preparar el camino del Señor”.




   En el Adviento, la Iglesia griega celebra particularmente los antepasados de Nuestro Señor: todos los Patriarcas y Profetas del Antiguo Testamento, pero especialmente Abraham, Isaac y Jacob. La Iglesia latina también los menciona frecuentemente durante este periodo. En el Breviario podemos encontrar  muchos textos tomados del Profeta Isaías (como el Introito del Segundo Domingo, o la Comunión del Tercer Domingo).

   La idea del Adviento es que nos preparemos para la venida de Jesucristo. Por lo tanto, pongamos en nuestra boca las mismas peticiones que hacían los Patriarcas y los Profetas. Preparemos la venida de Jesucristo, nuestro Redentor, que viene para prepararnos a su vez a su segundo advenimiento como Juez.

   Cuando los oráculos de los Profetas se cumplieron, y los judíos se hallaban aguardando la venida del Mesías, Juan el Bautista abandonó el desierto y fue hasta la orilla del Jordán, brindando el bautismo de penitencia para preparar las almas  a la venida de Cristo. El mundo pensó que él era el Mesías aguardado, pero él replico con las palabras de Isaías Profeta: 
 
   “Soy la voz del que clama en el desierto; preparad el camino del Señor”.



   
   

   Durante el Adviento abrimos un camino directo para que Jesucristo entre en nuestras almas, y contemplamos a Nuestro Señor, que vendrá en Navidad. 





MISAL ROMANO

Católico Apostólico Romano-1962.


SANTORAL DÍA 2 de diciembre.

 




1. Conmemoración de san Habacuc, profeta, el cual, ante la iniquidad y violencia de los hombres, anunció el juicio de Dios, pero también su misericordia, diciendo: El justo vivirá por su fe. 



2. En Roma, santa Bibiana, mártir, a quien el papa san Simplicio dedicó una basílica en el Esquilino (s. in c.).





3. También en Roma, en el cementerio de Ponciano, en la vía Portuense, san Pimenio, presbítero y mártir (s. III/IV). 






4. En Aquileya, de la región de Venecia, san Cromacio, obispo, auténtico artífice de la paz, que, arrasadas las fronteras de Italia por Alarico, remedió las penas de los pueblos y, explicando exquisitamente los misterios de la divina palabra, elevó las almas a la contemplación (c. 407).
 





5. En la isla de Palmaria, en Italia, tránsito de san Silverio, papa y mártirel cual, no queriendo rehabilitar a Antimo, obispo herético de Constantinopla depuesto por su predecesor san Agapito, por orden de la emperatriz Teodora fue privado de su sede y enviado al destierro, donde murió desgastado por los sufrimientos (537).





6. En el monasterio de Groenendaal, en Brabante, cerca de Bruselas, beato Juan Ruysbroeck, presbítero y canónigo regular, que enseñó las grandezas de los varios grados de la vida espiritual (1381). 






7. En Murcia, en España, beata María Ángela Astorch, abadesa de la Orden de las Clarisas,  la cual, muy humilde y entregada a las penitencias, daba buenos consejos y ayuda, tanto a las monjas como a los laicos (1665).

 




8. En Logiewniki, en Polonia, beato Rafael (Melchor) Chylinski, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Conventuales, el cual, en tiempo de peste visitaba a los enfermos de Cracovia, para asistirlos piadosamente y procurarles una honesta y cristiana muerte (1741).






9. En Stanislaviv, en Ucrania, beato Iván Slezyuk, obispo y mártir, a quien el Señor otorgó la palma eterna por su ministerio clandestino, llevado a cabo infatigablemente entre los fieles de Rito bizantino bajo un régimen contrario a Dios, y por su impávida constancia en Cristo ante los perseguidores (1973).