sábado, 13 de abril de 2024

MES DE LA PASIÓN DE CRISTO – DÍA DUODÉCIMO.

 


Traducción a partir del libro L’Année Pieuse, del padre Francisco de Ligny, publicado en Amiens por la imprenta de Alfredo Caron en 1851.

  

 

 

DÍA DUODÉCIMO: Jesús negado por San Pedro.

 

PENSAMIENTOS PRÁCTICOS

 

   Considera, alma mía, que Pedro, el primero de los Apóstoles, el que había protestado en voz alta que prefería morir antes que abandonar a su Señor, Lo niega a la voz de una sirvienta, y testifica tres veces que no Lo conoce: «No sé lo que estás diciendo, no conozco a este hombre». Todavía estaba hablando cuando el Señor, olvidándose, por así decirlo, de los tormentos que padecía, pensaba sólo en la salvación de su siervo; no se permite ni siquiera un reproche, y sólo responde a su perjurio con una mirada llena de dulzura que convierte al Apóstol infiel. «El Señor se volvió y miró a Pedro, y éste salió y lloró amargamente». Desconfía de ti mismo: ora sin cesar, y si pecas, vuélvete pronto al Señor tu Dios.

        

ORACIÓN

 

   Dulce Jesús, amable Salvador, qué dolor no debisteis experimentar, cuando aquel a quien habíais elevado por encima de todos los Apóstoles, a quien habíais dado especiales muestras de vuestro amor, uno de los que más celo por vuestra gloria había mostrado, no se atreviese a admitir que era vuestro amigo en vuestra Presencia. ¡Ah! ¡Es San Pedro quien cobardemente os abandona, el que una vez os defendió hasta desenvainar su espada! ¡No conoce al hombre que lo salvó de las olas, a quien confesó ser el Hijo de Dios y cuyos milagros vio! Sin embargo, dirigís una mirada de misericordia a este discípulo cobarde y culpable, para recordarle su deber y sobre todo vuestro amor; vuestra merced reaviva su fe y su caridad, abre su corazón a sentimientos de dolor y de penitencia y se forma en sus ojos como dos arroyos de lágrimas que hunden sus mejillas y no se secan hasta la muerte. Yo, más desgraciado que San Pedro, Os he ofendido, Señor, no tres veces, sino cien veces, mil veces tal vez; muchas veces me sonrojé por mostrarme cristiano, y Vos no me rechazasteis; cuando pudisteis castigarme, Os acordasteis de vuestra misericordia, para perdonarme mis pecados que tanto prolongaron el martirio de vuestra Pasión. Derramad, ¡oh Jesús! con mayor abundancia en mi corazón la unción de vuestra gracia que suavice su dureza, y producid allí el espíritu de la verdadera penitencia.

 

 PRÁCTICA


   De vez en cuando durante el día, fija tu mirada en la imagen de Jesús crucificado y bésala con tierno amor. Haz con devoción el Vía crucis (Indulgencia plenaria).



ASPIRACIÓN


Señor Jesús, me amasteis hasta morir por mí; hacedme amaros al menos hasta el punto de vivir para Vos.



LETANÍA DE LA PASIÓN DE CRISTO


Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

   

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

  

Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.

 

Jesús, que has instituido el santísimo Sacramento del altar en memoria de tu pasión, ten piedad de nosotros.

Jesús, que saliste del cenáculo para morirten piedad de nosotros.

Jesús, orando en el Olívete, ten piedad de nosotros.

Jesús, consolado por un ángel, ten piedad de nosotros.

Jesús, sudando sangre y agua, ten piedad de nosotros.

Jesús, vendido y traicionado por Judas, ten piedad de nosotros.

Jesús, apresado y atado por los soldados, ten piedad de nosotros.

Jesús, abandonado por tus discípulos, ten piedad de nosotros.

Jesús, presentado a Anás y Caifás, ten piedad de nosotros.

Jesús, golpeado por un criado, ten piedad de nosotros.

Jesús, acusado por falsos testigos, ten piedad de nosotros.

Jesús, juzgado digno de muerte, ten piedad de nosotros.

Jesús, ultrajado, golpeado durante la noche, ten piedad de nosotros.

Jesús, negado tres veces por San Pedro, ten piedad de nosotros.

Jesús, despreciado por Herodes, ten piedad de nosotros.

Jesús, vestido con una túnica blanca, ten piedad de nosotros.

Jesús, a quien Barrabás fue preferido, ten piedad de nosotros.

Jesús, azotado, ten piedad de nosotros.

Jesús, magullado por nuestros crímenes, ten piedad de nosotros.

Jesús, vestido con púrpura, ten piedad de nosotros.

Jesús, coronado de espinas, ten piedad de nosotros.

Jesús, golpeado con una caña, ten piedad de nosotros.

Jesús, presentado al pueblo, ten piedad de nosotros.

Jesús, condenado a muerte por Pilato, ten piedad de nosotros.

Jesús, entregado a la voluntad de los judíos, ten piedad de nosotros.

Jesús, cargado con la Cruz, ten piedad de nosotros.

Jesús, conducido al Calvario, ten piedad de nosotros.

Jesús, despojado de tus ropas, ten piedad de nosotros.

Jesús, atado a la Cruz, ten piedad de nosotros.

Jesús, levantado en la Cruz, ten piedad de nosotros.

Jesús, que oraste por tus enemigos, ten piedad de nosotros.

Jesús, puesto en el rango de malhechores, ten piedad de nosotros.

Jesús, blasfemado en la Cruz, ten piedad de nosotros.

Jesús, que prometiste paraíso al buen ladrón, ten piedad de nosotros.

Jesús, que recomendaste a tu Madre a San Juan, ten piedad de nosotros.

Jesús, abandonado por tu Padre, ten piedad de nosotros.

Jesús, ebrio de vinagre en tu sed, ten piedad de nosotros.

Jesús, que dijiste: Todo está consumado, ten piedad de nosotros.

Jesús, que has encomendado tu alma a tu Padre, ten piedad de nosotros.

Jesús, obediente hasta la muerte en la Cruz, ten piedad de nosotros.

Jesús, muerto en la Cruz, ten piedad de nosotros.

Jesús, traspasado con una lanza, ten piedad de nosotros.

Jesús, que manifestaste tu poder después de tu muerte, ten piedad de nosotros.

Jesús, descendido de la Cruz, ten piedad de nosotros.

Jesús, sepultado, ten piedad de nosotros.

  

Sednos propicio, perdónanos Señor.

Sednos propicio, escúchanos Señor.

   

De todo mal, líbranos, Señor.

De todo pecado, líbranos, Señor.

De la pestilencia, del hambre y de la guerra, líbranos, Señor.

De todo peligro del alma y del cuerpo, líbranos, Señor.

De la muerte eterna, líbranos, Señor.

Por tus trabajos y tus vigilias, líbranos, Señor.

Por tus dolorosos azotes, líbranos, Señor.

Por tu coronación de espinas, líbranos, Señor.

Por tu sed, tus lágrimas y tu desnudez, líbranos, Señor.

Por tu preciosa muerte y tu Cruz, líbranos, Señor.

Por tu Preciosísima Sangre, líbranos, Señor.

Por tus santísimas llagas, líbranos, Señor.

  

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.

   

Adorémoste, oh Cristo, y bendecímoste.

Porque redimiste al mundo por tu Cruz.



ORACIÓN


   Adorable Jesús, sufriendo y muriendo por Amor por nosotros, concédenos la gracia de sufrir contigo y por Ti; para que, viviendo, sufriendo y muriendo en Tu Amor, seamos eternamente felices Contigo y en Ti. Amén.


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