—Santa Eurosia u Orosia, Virgen y Mártir: En la persecución que movió contra los cristianos en España el rey moro de Córdoba Abderramén, entre las ilustres víctimas que llevó al cielo fué una santa Eurosia, que derramó su sangre por Jesucristo en una ciudad del reino de Aragón, durante el siglo VIII. Su sagrado cuerpo fué trasladado a la catedral de Jaca, donde se venera con gran devoción.
—San Guillermo, confesor,
padre de los ermitaños del Monte-Virgen, en territorio de Guleto junto a Nusco.
—El tránsito de san
Sosipatro, discípulo del apóstol san Pablo, en Berea.
(Habiendo sido enviado por el mismo apóstol san Pablo a predicar el Evangelio a
la isla de Córcega, fue después obispo de Iconio. Vuelto después a Córcega, Cercilino,
rey de la isla, mandó que fuese atormentado juntamente con siete ladrones, a
los cuales había convertido estando en la cárcel, pero mientras los Santos
estaban sufriendo, bajó fuego del cielo que consumió a los dos hijos y a la esposa
del Rey. En vista del milagro, el Rey invoco al Dios de Sosipatro, y después
fue bautizado).
—Santa Lucia, virgen y mártir, con otros veintidós
en Roma. (Esta Santa era de Urbina, y fue llevada a Roma para satisfacer la
sensualidad del emperador; y como negase a ello, diciendo que estaba desposada
con Jesucristo, fue atormentada, y luego degollada juntamente con otros veintidós
mártires en el año 301)
—San Galicano, mártir y
cónsul, en Alejandría; exaltado a la honra del triunfo, y privado
del emperador Constantino. Le convirtieron a la fe de Jesucristo los santos
Juan y Pablo, y se retiró con san Hilarino a Ostia, en donde se dedicó todo a
la hospitalidad y al servicio de los enfermos; lo cual, divulgándose por todo
el mundo, venían muchos de diversas partes a ver al que de patricio y cónsul se
bajaba a lavar los pies a los pobres, a ponerles la mesa, a lavarles las manos,
y a servirles con mucho cuidado en sus enfermedades; y se ejercitaba en todas
las demás obras de misericordia. Desterrado de Ostia por orden de Juliano
Apóstata, se fué a Alejandría, en donde forzándole el juez Rauciano a que
adorase a los ídolos, lo rehusó con constancia, por cual lo mandó degollar, y
consiguió la corona dci martirio.
—Santa Febronia, virgen y
mártir, en Sibápolis de Siria, la cual, en la persecución de
Diocleciano, por conservar la fe y la castidad, por mandato del presidente
Lisímaco, primeramente, fue azotada con nervios, y atormentada en el potro, después
descarnada con peines de hierro, y echada en el fuego; finalmente habiéndola
arrancado los dientes y cortado los pechos, por último, la degollaron, y
adornada de tantas joyas de tormentos, voló a su Esposo.
—San Antidio, obispo y
mártir, en Besanzon de Francia, al cual dieron muerte los vándalos por
defender la fe católica.
—San Próspero de
Aquitania, obispo de Reggio, en ésta misma ciudad; ilustre en
erudición y piedad, el cual combatió acérrimamente contra los Pelagianos en
defensa de la fe católica.
—San Máximo, obispo y
confesor, en Turín, famoso por su saber y santidad. (Fue
otra de las luminosas antorchas del siglo V. Asistid al concilio de Milán en el
año 451, y al de Roma en tiempo del papa Hilario en el de 465, suscribiendo en este
último después del Papa. Poco después de este año murió, dejando un número
considerable de homilías, de las cuales se han sacado varias lecciones para insertar
en el Breviario. En su homilía sobre unos santos Mártires dice: «Todos los
Mártires deben ser honrados por nosotros, pero especialmente aquellos cuyas
reliquias poseemos. Nos asisten y ayudan con sus preces, nos defienden a nosotros
y a nuestros cuerpos en esta vida, y nos reciben cuando partimos de ella para
la otra»).
—San Adelberto, confesor,
en Holanda, discípulo de san Vilibrordo, obispo.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía
de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F.
de ISLA, de la misma Compañía.
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