miércoles, 17 de diciembre de 2025

MARTIROLOGIO ROMANO: 17 DE DICIEMBRE.

 



—Los Santos Mártires Floriano y Calanico, y cincuenta y ocho compañeros, en Eleuterópolis en Palestina; los cuales en el imperio de Heraclio fueron muertos a manos de los sarracenos por confesar la fe de Jesucristo.



—Lázaro, obispo y mártir, en Marsella en Francia, al cual resucitó el Señor. Fué hermano de santa María Magdalena y de santa Marta.



 

—San Juan de Mata, fundador del Orden de la santísima Trinidad, redención de cautivos, en Roma; cuya fiesta, por decreto de Inocencio XI, se celebra el día 8 de febrero.



—San Esturmio, abad y apóstol de la Sajonia, en el monasterio de Fulda, al cual canonizó el papa Inocencio II en el concilio segundo de Letrán. (Murió en 779).


—Santa Vivina, virgen, en el monasterio de Bigarda junto a Bruselas, cuya esclarecida santidad manifiestan sus frecuentes milagros.


 

—Santa Olimpíada (o más bien Olimpia), viuda, en Constantinopla (gloria de las viudas de la Iglesia oriental: fue una señora de ilustre progenie y de opulenta fortuna. Nació en el año 368, y quedó huérfana bajo la tutela de Procopio, que parece era su tío; pero su mayor dicha fue haber sido educada por Teodosia, hermana de san Anfiloquio, virtuosísima mujer, a la cual san Gregorio Nazianceno llamaba modelo perfecto de piedad. Era Olimpia todavía muy joven cuando casó con Nebridio, tesorero del emperador Teodosio el Grande, y algún tiempo prefecto de Constantinopla; pero murió a los veinte días de casado. La Santa quiso conservarse viuda no obstante el empeño de Teodosio para que aceptase por esposo a Elpidio, caballero español, y se dedicó enteramente a las obras de piedad y mortificación del cuerpo. Su virtud era la admiración de toda la Iglesia, como se infiere del modo con que de ella hablan todos los prelados y hombres grandes de aquella era. San Anfiloquio, san Epifanio, san Pedro de Sebaste y otros mantuvieron con ella una fina correspondencia. Nectario, arzobispo de Constantinopla, la creó diaconisa; y san Crisóstomo, elevado a aquella silla en 398, no tuvo menos respeto a la santidad de Olimpia que su predecesor. Murió por los años de 408 rodeada de tribulaciones, mereciendo la recompensa de los Confesores).



Santa Begga, viuda y abadesa, hermana de santa Gertrudis, en Anden en la abadía de Siete Iglesias. (Fue hija de Pipino de Landen, hermana mayor de santa Gertrudis de Nivelle, y casada con Anseguiso, hijo de san Arnoldo, que fue algún tiempo mayor de palacio, y después obispo de Metz. Muerto su marido en una cacería, y después de haber hecho una peregrinación a Roma, erigió siete capillas en Anden sobre el Meusa, a imitación de las siete iglesias principales de Roma. También fundó un gran monasterio a semejanza del que su hermana gobernaba en Nivelle, del cual la enviaron una pequeña colonia. Partió para el Señor en el año de 698).



—La traslación de san Ignacio, obispo y mártir, en el mismo día, el tercero que gobernó la iglesia de Antioquía después del apóstol san Pedro: desde Roma, en donde padeció este Santo imperando Trajano, fue trasladado su cuerpo a Antioquía, y colocado en el cementerio de la iglesia fuera de la puerta llamada de Daphne, en la cual fiesta predicó al pueblo san Juan Crisóstomo: después volvieron a trasladar sus reliquias a Roma, y las depositaron con suma veneración en la iglesia de San Clemente junto con el cuerpo de este mismo Santo papa y mártir.



 

—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.

 

 

Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

 

AÑO CRISTIANO

POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.


MARTIROLOGIO ROMANO: 16 DE DICIEMBRE.

 



—San Eusebio, obispo de Verceli y mártir, de quien se hizo memoria el día 1° de agosto, y también ayer 15 de diciembre.



—Los tres niños Ananías, Zacarías y Misael mártires, cuyo cuerpo se depositaron junto a Babilonia en una cueva.




—Santa Albina, virgen y mártir, en Formi, donde ahora está Moya en Campania, en tiempo del emperador Decio.



 

—El martirio de muchas santas Vírgenes, en África; las cuales, en la persecución de los vándalos, reinando Hunerico, arriano, sufriendo por la fe católica, ser colgadas en el aire, atadas graves pesas, y ser abrasadas con planchas de metal ardiendo, llegaron dichosamente a la corona del martirio.

—Los santos mártires Valentín, maestre de campo, Concordio, su hijo, Nabal y Agrícola, en Ravena; los cuales en la persecución de Maximiano derramaron su sangre por Jesucristo.

—San Irenion, obispo, en Gaza en Palestina. Floreció en tiempo de Teodosio el Joven.



—San Adon o Adonis, obispo y confesor, en Viena en Francia. Vino al mundo por los años de 800 de la era de Cristo. En un monasterio se dedicó a enseñar la moral y la religión, cosa que practicaba al mismo tiempo con su ejemplo. En el año 858 publicó su Martirologio, que ha merecido muchos elogios. Fué consagrado arzobispo de Viena en 860. Murió en 875. Es honrado en la iglesia de Viena, y le nombra en este día el Martirologio romano.


—San Beano, obispo, en Hibernia, Irlanda.  Murió en 398.



 

 

—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.

 

 

Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

 

AÑO CRISTIANO

POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.

 


viernes, 12 de diciembre de 2025

MARTIROLOGIO ROMANO: 12 DE DICIEMBRE.

 



—San Sinesio, mártir, en Roma; el cual ordenado de lector en tiempo del papa san Sixto, habiendo convertido a muchos a Jesucristo, fue acusado ante el emperador Aureliano, y siendo degollado alcanzó la corona del martirio.



 

—los santos mártires Epimaco y Alejandro, en Alejandría, los cuales en tiempo del emperador Decio, después de haber padecido una larga prisión y diversos géneros de tormentos, vista su gran constancia en la fe, fueron sentenciados a ser quemados vivos.



 

—Las santas mujeres Amonaría, virgen, Mercuria, Dionisia y otra Amonaría, en la misma ciudad; de las cuales la primera en la misma persecución de Decio, después de vencer tormentos nunca oídos, al golpe de la espada llegó al glorioso fin del martirio. El juez afrentado de verse vencido de una mujer, y temiendo que le sucediese con las otras tres lo mismo que con la primera si ejecutaba en ellas los mismos tormentos, mandó que al punto fuesen degolladas el mismo día.



—Los Santos mártires Hermógenes, Donato y otros veinte dos, en el mismo día. Durante las persecuciones del siglo III de la Iglesia ganaron la palma del martirio, siendo un dechado de constancia en medio de crueles tormentos, en Alejandría, en el año de 250.

—Los Santos mártires Maxencio, Constancio, Crescencio, Justino y sus compañeros, en Tréveris; los cuales en la persecución de Diocleciano padecieron por sentencia del presidente Riccio Varo.



 

En Quimper-Irlanda, san Corentino, primer obispo de aquel lugar.


—En el país de Vimeu en Picardía, el tránsito de san Valeri, abad, discípulo de san Columbano. Fué hijo de un caballero de Auvernia, y cuando niño era pastor de ganados. Después fué adelantando en el camino de la perfección, y habiéndose dedicado al servicio de Dios, ocupaba todo el tiempo en predicar, orar, leer y trabajar en labores manuales: murió en 622.




—Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe: La aparición se sucede en año 1531. Un sábado, que era el 9 de diciembre, antes de amanecer, Juan Diego, indio recién convertido, pobre y muy cándido, iba desde Tlaltelolco a la iglesia de Santiago de México a oír la misa de nuestra Señora. Al romper el alba llegó al pie del Tepeyac, y oyó una melodía concertada, como la de muchas aves que cantasen á coros. Alzó los ojos hacia el lugar de donde el sonido venía, y vio una nube resplandeciente de gran claridad, y a su rededor un arco de varios colores. Embelesado y como fuera de sí quedó el indio con esta aparición; se oyó llamar por su nombre y subió a toda prisa por el collado. Entonces vio a una señora de celestial majestad, que le dijo que era la Madre de Dios, y que deseaba que en aquel sitio se edificase un templo bajo su invocación. Se fue el indio a noticiarlo a Fr. Juan de Zumárraga, primer obispo de México, prelado discreto, que no quiso dar entero crédito a la relación del sencillo mexicano. Por la tarde del mismo día volvió Juan Diego a Tlaltelolco, y al llegar a la cumbre del cerro halló a la santísima Virgen que le estaba aguardando, quien le dijo que al día siguiente volviese al obispo y le dijese que ella le enviaba. Hízolo así, y ya entonces el prelado le oyó con más atención, y lo despidió diciéndole que volviese a ver a la Virgen, y le pidiese que le diese alguna señal que acreditase ser la Madre de Dios quien le enviaba, y que era voluntad suya que se labrase aquel templo. Reparó el obispo que no se excusaba el indio de esto; y encargó a dos personas de su confianza que le siguiesen, sin advertirlo él, hasta el lugar señalado, para asegurarse más por este medio de la verdad. Al llegar el indio al puente de un richuelo que por aquella parte desagua en la laguna, desapareció, y los enviados del obispo le tuvieron por hechicero, y a su vuelta dijeron que no se le creyese. Entretanto, el indio halló a la Virgen y le pidió la respuesta del obispo: le dijo la Señora que al día siguiente en el mismo sitio le daría señal cierta con que le diesen crédito. Cuando él llegó a su casa encontró a un tío suyo muy agravado de una fiebre maligna: todo el día inmediato ocupó Juan Diego en asistirle y curarle. A la madrugada siguiente, pasando por el lugar por donde había de subir a la cumbre del montecillo, se acordó de no haber obedecido a la virgen María; le pareció que le reprendería si pasaba por allí, y tomó otra vereda. Mas al volver la falda del cerro se le apareció otra vez la santa Virgen: confuso entonces el indio se disculpó con la enfermedad del tío; pero la celestial Señora le dijo que su tío no moriría de aquel mal, y que estaba ya sano. Le dijo además que subiese a la cumbre del cerro, y cortase unas rosas que allí encontraría, y recogiéndolas en su capa volviese a bajar. Obedeció Juan Diego a pesar de que sabía que no había en aquellos peñascos rosa ni flor alguna. Llegado a la cumbre, halló un hermoso verjel de rosas frescas y olorosas, y poniéndose la manta como acostumbran aquellos naturales, cortó cuantas rosas pudieron caber dentro de ella, las llevó a la Virgen, y postrado se las mostró. Nuestra Señora, cogiéndolas entonces todas juntas, se las volvió a verter en la manta, y le dijo que aquélla era la señal que debía llevar al obispo. Llegó Juan Diego al obispo con su mensaje, le dijo que le llevaba las señales que le había mandado pedir a la Señora, y desplegando la manta cayeron las rosas en el suelo, y se vio en dicha manta pintada la imagen de María santísima como se ve ahora. Admirado el obispo y lleno de gozo por este suceso, desató al indio la manta que tenía atada atrás y la llevó a su oratorio. Al día siguiente fué con él al sitio en donde se había de edificar el templo, y en seguida encontraron al tío, quien les contó que se le había aparecido la Virgen y le había dado la salud, y que también le había dicho que era su voluntad que allí se le edificase un templo, y que su imagen se había de llamar de Santa María de Guadalupe.

Entretanto, se había difundido por el pueblo la fama de esta maravilla, y los vecinos acudían a venerar la imagen al oratorio del obispo. Después fué colocada en un altar de la catedral, donde estuvo mientras se edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio, a la cual fué trasladada luego con procesión y fiesta solemne. Posteriormente, en el año 1622, a poca distancia de la ermita antigua se edificó un templo suntuoso, donde todavía se venera la santa imagen de nuestra Señora, que bajo dicho título de Guadalupe es patrona de todo el reino de Nueva España.


 

—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.

 

 

Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

 

AÑO CRISTIANO

POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.

 


jueves, 11 de diciembre de 2025

MARTIROLOGIO ROMANO: 11 de diciembre.

 



—San Dámaso, papa y confesor, en Roma; el cual condenó al heresiarca Apolinario, y restituyó a Pedro, obispo de Alejandría, que había sido ahuyentado de su silla por los herejes; halló también muchos cuerpos de santos Mártires, e ilustró sus sepulcros con epitafios en verso.


 

—Los santos mártires Victórico y Fusciano, en Amiens, los cuales, en el mismo imperio, por sentencia del presidente Riccio Varo fueron atormentados atravesándoles las narices y las orejas con sortijas de hierro, taladrándoles las sienes con clavos ardiendo, arrancándoles los ojos y asaeteándolos, y de esta suerte degollados juntamente con san Genciano, su huésped, pasaron al Señor. (Los santos Victórico y Fusciano eran dos hombres apostólicos que fueron a predicar la fe a las Gallas casi al mismo tiempo que san Dionisio de París. Penetraron hasta las partes más remotas de aquel reino, y al fin hicieron a Teruán asiento principal de su misión. Pasando a Amiens, donde Ricio Varo perseguía a los Cristianos con mas que salvaje brutalidad, se alojaron en casa de un tal Genciano que deseaba ser discípulo de Cristo. Este les informó de que poco antes san Quintín había padecido el martirio; y no bien les acababa de contar las circunstancias de aquel padecimiento, cuando llegaron los satélites de Riccio Varo, y prendieron, no sólo á los dos apóstoles, sí no que también a su huésped. Los tres fueron martirizados el año 286). 


—San Barsabas, mártir, en Persia.



—San Sabino, obispo, es muy venerado en Plasencia por sus virtudes y por los muchos milagros que por su intercesión obró el Señor. Floreció en el siglo IV.



—San Daniel Stilita o de la Columna, en Constantinopla. (Habiendo determinado imitar el modo de vida que había visto en san Simeón, eligió un sitio en el próximo desierto de las montañas que avanzan hasta el Ponto Euxino, á unas cuatro millas del mar, y siete de Constantinopla hacia el Norte. Allí le construyeron una columna, en cuyo remate vivió expuesto sin abrigo a fuertes vientos y fríos crueles, hasta la edad de ochenta años. Sin bajarse de ella fue ordenado de sacerdote por Pennadio, obispo de Constantinopla, y el Santo dijo misa en el mismo estrecho sitio; y la primera vez administró la Comunión al Patriarca, como lo hizo en adelante muchas veces de sus manos. La comida de que comúnmente usaba eran raíces y yerbas desabridas, y a veces pasaba días enteros sin tomar alimento alguno. Le honró Dios con el espíritu de profecía y el don de milagros. Predijo su muerte propia, la cual aconteció en su columna en el año de 494, habiéndole asistido en sus últimos momentos el patriarca Eufemio. Tres días antes de morir ofreció a media noche el santo sacrificio, y fue visitado de los Ángeles en una visión).



—El martirio de san Trason, igualmente en Roma; el cual, porque alimentaba de su hacienda a los cristianos que trabajaban en los baños y otras obras públicas, y a los encarcelados, por decreto de Maximiano fue preso y coronado con el martirio juntamente con otros dos llamados Ponciano y Pretextato. NO HAY IMAGEN

—San Eutiquio, mártir, en España.




 

—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.

 

 

Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

 

AÑO CRISTIANO

POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.


miércoles, 10 de diciembre de 2025

MARTIROLOGIO ROMANO: 10 DE DICIEMBRE.

 



—San Melquíades, papa, en Roma; el cual, habiendo padecido muchos trabajos en la persecución de Maximiano, restituida la paz a la Iglesia murió en el Señor.


—El martirio de santa Eulalia, virgen, en Mérida en España; la cual en tiempo del emperador Maximiano, siendo de doce años de edad, por mandato del presidente Daciano padeció muchos tormentos por haber confesado a Jesucristo; y últimamente colgada en el caballete, allí le arrancaron las uñas, y con hachas encendidas le abrasaron ambos costados, y ahogada con la violencia del fuego, entregó su espíritu al Señor.


—Santa Julia, virgen y mártir, en la misma ciudad, compañera de santa Eulalia, de la cual no se separó durante todo el tiempo de su martirio.



—Los santos mártires Menas, Hermógenes y Eugrafo, martirizados en tiempo de Galerio Maximiano, en Alejandría. (Menas era un funcionario público encargado de hacer cumplir los mandatos del Emperador. Habiendo reprendido cierto día a Hermógenes, porque con su elocuencia convertía a muchos gentiles, viendo que el siervo de Dios no hacía caso de sus amonestaciones, mandó prenderle, y luego arrancarle la lengua y los ojos. Mas dos días después de haberse ejecutado sus órdenes volvió a ver al Santo con los ojos y la lengua recobrados. Admirado del portento, y tocado de la divina gracia, abrazo la fe y fue bautizado. Eugrafo era otro gentil que también hacia el oficio de notario en las ejecuciones, y que igualmente se convirtió en vista de los milagros de los Mártires, y los tres Santos fueron juntamente degollados en el año 307).



—Los Santos mártires Mercurio y sus compañeros soldados, en Lentini de Sicilia; los cuales en el imperio de Licinio por sentencia del presiden Tertilo fueron degollados. Mercurio era centurión romano, que se hallaba con sus soldados en Lentini, en Sicilia, cuando sucedió la conversión del emperador Constantino a la religión cristiana. Era cristiano y había hecho conocer a sus subordinados las luces del Evangelio, de modo que todos habían recibido el agua santa. El cruel Licinio, que todavía hacía correr en Occidente la sangre de los fieles, mandó que todos aquellos cristianos adorasen a los ídolos o que fuesen degollados, y habiéndose todos negado a lo primero alcanzaron la palma del martirio á principios del siglo IV.



—San Gemelo, mártir, en Ancira de Galacia; el cual después de crueles tormentos en tiempo de Juliano Apóstata, habiéndole crucificado consumó el martirio (en el año 362, a ejemplo del divino Salvador pidió por sus verdugos estando pendiente en la cruz, y con sus oraciones logró la conversión de muchos).




 —Los santos mártires Carpóforo, presbítero, y Abundio, diacono, en el mismo día; los cuales, en la persecución de Diocleciano, primero fueron apaleados cruelmente, luego encarcelados sin darles de comer ni beber; después los volvieron a atormentar en el caballete, y al cabo de otro largo carcelaje fueron degollados.

—San Sindulfo, obispo y confesor, en Viena de Francia. Fué el trigésimo primero obispo de Viena, ilustre por sus esclarecidas virtudes, célebre por su sabiduría, y memorable por los establecimientos de piedad que dejó en su diócesis. Pastor vigilante y padre amoroso, reformó el clero y las costumbres públicas de su diócesis, y fué el amparo y el apoyo de todos los necesitados. Asistió a varios concilios, y murió en paz el año 669. 

San Deusdedit o Diosdado, obispo, en Brescia. Gobernó la iglesia de Brescia en santidad, y brilló en portentos. Tuvo que sufrir persecuciones y grandes disgustos de parte de los herejes de su tiempo, y por fin murió tranquilamente en el Señor.




—La Traslación de la santa casa de la Virgen María, en la cual Encarno el Verbo Divino, en Loreto en la marca de Ancona, la fiesta que se celebra hoy con este nombre es en memoria de la traslación de la santa casa de nuestra Señora al campo de Loreto, en la marca de Ancona. Comenzó a celebrarse en dicha provincia con misa y oficio propio en el año 1639. La propagó luego el papa Benedicto VIII, primero a todo el territorio del estado eclesiástico por los años de 1719, después a todos los pueblos sujetos a la república de Venecia, y últimamente a todos los dominios del rey católico de España. El hecho que dio ocasión a esta festividad, que es haber sido trasladada por manos de ángeles desde Nazaret a Dalmacia, y desde aquí al campo de Loreto, la casa de la santísima Virgen, esto es, la habitación en que fué visitada y saludada por el ángel, tiene a su favor testimonios muy esclarecidos. Dícese que sucedió esto en el pontificado de Celestino V, ó, según algunos, entre ellos Natal Alejandro, a principios del de Bonifacio VIII, esto es, por los años de 1294. El santuario de Loreto es muy frecuentado de los fieles de todo el mundo católico.


 

—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.

 

 

Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

 

AÑO CRISTIANO

POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.